domingo, 9 de mayo de 2010

Qué las peores fuesen así; gracias por la emoción.

Hemos asistido a la Fiesta con más o con menos gloria segun cada momento, pero se ha visto un espectaculo distinto al adulterado habitual, esta vez con su cara y con su cruz, con su calidad y su mediocridad, pero con emoción que es un factor fundamental que crean los toros y que hacen que la Fiesta tome forma y lo haga algo que fundamente el que esto sea un arte, porque lo es todo aquello que emociona.

La cara y la calidad la ha puesto Rafaelillo, embraguetado con su lote, corrigiendo la embestida de su primero, de buena presentación y al que desde el recibo ya quiso llevar largo, fijo y sometido en los vuelos de su capote, dejando despues un tercio de varas de poco sabor, desorden, además de sin grandes castigos y que tras buenos pares del Ecijano II, hizo crujir por abajo doblándose hasta llevar el estaquillador a menos de medio metro del albero y sacándolo a su vez hacia los medios, para luego conseguir que le viésemos artista con detalles y cambios de mano, pases de pecho y derechazos de gran mando y temple; una vez templó el toro, claro está. La faena fue larga y sacó del toro una calidad al embestir que no era previsible y mereció cortar una oreja de la que en los próximos días escucharemos declaraciones del motivo por el que fue denegada, aunque bien es cierto que se ha pedido más a voces que con los moqueros, y claro es como debe pedirse. Lo más lógico y probable será que el puntillero enfrío los tendidos y que todo influye a la hora de concederla incluida la cuadrilla; pero de ser así, que se haga con todos y cada uno de los lidiados en la plaza.

Dicho trofeo denegado se otorgó en compensación a toda la actuación de la tarde al caer el cuarto, que no merecia tal premio tras el afeo de no levantar el toro tras pincharlo y que se derrumbase, donde devío volver a tirarse a matar a su oponente. Dejando al margen ese detalle, el que hizo que el trofeo no fuese por lo llevado a cabo con el cuarto sino por la actuación en ambos, pues con una buena estocada al cuarto habrían sido dos orejas de más peso que muchas de las que se van a cortar y de las que se han cortado. Pues bien los mejores muletazos de la tarde han venido tras templar al toro en la tercera serie de derechazos, donde con mando y sometimiento el animal ha ido fajado largo y sometido a mano baja con gran plasticidad y esa emoción de ver el trabajo que costó dejar a ese toro a ese ritmo de embestida, tras tragar a distancia y con la muleta plana en los inicios de la faena, una gran faena que reconoce el que todos los toros son toreables y que no es unicamente lidia de piernas sino grandes trazos de artistas como hemos visto en varios cambios de mano, un ajustadísimo pase de las flores, o el del desprecio. En definitiva hacer las cosas bien y dar un golpe sobre la mesa para reivindicar la fiesta auténtica frente a la adulterada.

Más buena cara de la tarde hemos tenido con un segundo de la tarde, que aunque anovillado a cumplido ante las cabalgaduras, y sin duda de su buen varilarguero Iturralde, que a pesar de venirsele al relance consiguió dejar la vara en buen sitio y que administró el castigo en la manera debida, dejando de dar cuando tras las dos entradas la poca fijeza en los capotes le hizo regresar al peto. El remiendo de Peña también cumplió, pero no fue luego en la muleta sino un buey que quizá se le agovio en distancias, aunque poco más tenía. Pero en espectacularidad en el caballo sin duda el sexto, por cierto muy en la línea de la casa en hechuras, que derribó en dos ocasiones y recibió mientras se asistía al caballo titular otra vara en el que hacía puerta, además de partir en dos la vara al hacer presión contra tablas mientras la tenía enhebrada en el morrillo.

Meritorio es también que se vean otras maneras de banderillear y que tanto piden los toros que tardean para ahorrar brega y mantener embestidas para la muleta, buen par se colocó al sesgo en el tercero de la tarde por parte del segundo de la cuadrilla de José Miguel Pérez, Juan Navazo. Lo dicho, que hoy sólo faltaron los quites.

En cuanto a la Cruz de la corrida, la hemos visto en Fernando, que no logro sacar de un segundo toro que se vino con alegría en los primeros compases todo aquello que tenía, y lo mismo su compañero de terna ante aquel tercero donde faltó terminar de llevarlo hasta atrás y embraguetarse para dominarlo.



Pero la mayor cruz del festejo la hemos vivido sobre todo con un Joselillo que ha caído herido ante el ejemplar que cerraba tarde, de cerca de seis años y que a pesar de haber recibido leña en varas, no le habria venido mal quizá algo más. Un ejemplar manso que se ha defendido y que sin duda ha aprendido mucho de manos de la mala lidia en el segundo tercio, tras la grave cogida, el director de lidia no dudó en matarlo y tras dos pinchazos consiguió dejar una buena estocada que no obstante y al estar sin torear el morlaco hubo de necesitar del verduguillo para concluir. Que las peores sean así, pero el martes con Martelilla, volveremos al adulteramiento. Los novillos Torrestrellados de mañana merecen interés por los toros que le han salido al hierro en otras ocasiones años atras(2008) y porque la presentación será impecable.

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