lunes, 17 de mayo de 2010

Casta de la Buena...¡y de la mala!


La cosa entraba en normalidad, pues ese mayo caluroso de feria volvía un año más a estar presente; pero una vez los clarines dieron puerta al primer novillo de la tarde nos comenzamos a trasladar décadas y décadas atrás al aparecer por allí los saltillos de Moreno Silva, bichos abecerrados, en el tipo de la casa, del encaste y con sus rasgos característicos acentuados como puede ser esa enjutez de carnes, recogidos de papada (degolladitos) y esas puntas tocadas, además de alguno de ellos asaltillados a la antigua con cornamentas más playeras. Pero aparte de su conformación física nos siguió mostrando aquella época su movilidad incesante, el puro nervío que les hacia buscar estímulos más allá de los que se les hacían de manera voluntaria.

El apretar en varas (derribando caballos o al varilarguero sin hundir al equino) nos seguía manteniendo inmersos en fechas de casi extinto almanaque, el genio y el sentido desarrollado, las fuerzas que salen de la casta tras cebarse en varas, y en malos sitios, tras pinchar sin parar, tras hacer guardia, estoquear varias veces o ver un animal en carrera aún con la estocada puesta, levantarse en varias ocasiones tras haber claudicado con casta...e incluso los espadazos lagartijeros que colocaron los novilleros tuvieron ese ambiente del pasado.

Una vez comenzaron a entrar en acción los novilleros la cosa cambió ya que la cantidad de desarmes, de veces que ellos y sus cuadrillas cogieron el olivo, la falta de dominio, de capacidad lidiadora que enseñase a los novillos a embestir y no ha acerse los dueños de la plaza, nos devolvió hacia nuestros días, dónde nos quedó claro que sin la borreguez el dominio es imposible y si de por sí los hubo de mansedumbre pregonada(4ºy5º) estos desordenes y malas lidias les hicieron aún peores y dejaron ver la casta mala que había en su interior. Pero dejando de lado aquellos cuarto y quinto, ha habido un primero muy toreable, con una movilidad de vértigo tras quedar poco picado y al que pareó Paco Chaves, para luego no ser capaz de bajar la mano en ningún momento ni llevar largo sus embestidas, aunque si anduvo más acertado que muchos del escalafón mayor actual en el tema de las distancias que se le devieran dar. Este novillo habría que resucitarlo para que Javier Cortés (una vez modificase la cuadrilla) lo llevase largo y por bajo con el gusto que le puso en su confirmación. Tras una estocada que hizo guardia no fue capaz de acabar con el novillo antes de que sonasen los tres avisos aun a mi juicio con un palco no muy estricto con los tiempos...y tuvo que pedir permiso Domingo Navarro para apuntillarlo en el ruedo, pues a pesar de haberse puesto en pie tras varias estocadas, ya estaba postrado. El lidiado en segundo lugar le faltó algo más que al primero, pero fue también muy toreable en la muleta y el chaval, Miguel Hidalgo se mostró algo mas capaz que el director de lidia. Aún así se debe de estar más en rotundo y venir mas placeado a Madrid para evitar que se arrastren sin exprimir el triunfo. El tercero, tuvo también sus posibilidades y tampoco se aprovecharon; no así un cuarto y quinto que con mansedumbre complicaron la suerte de varas, que le pregunten a Israel de Pedro tras una extraña caída de las cabalgaduras muy fea y extraña o a los encargados de picar al quinto, que entró ocho veces y cantó la gallina por peteneras en 6 de las ocasiones, se cambiaron de terrenos los caballos
-aqui me pregunto: ¿por qué no sacar el rojo, antes de tanto capotazo y de picotazo ineficaz?-
y empujó con genio finalmente en los dos caballos, primeramente en el que guardó puerta y después en el de turno, donde el piquero no hizo sino cebarse con un animal que ni aun con semejante castigo pudieron dominar. A pesar de todas las complicaciones, las que traía y las que desarrolló ante el desastre, tanto cuando el de oro quiso poner banderillas al mansorro creando encima un circo que le dejo en evidencia, ya que ambos novillos devieron parearse al sesgo ahorrando capotazos. Dicha mansedumbre también tenia su lidia pero ninguno de los novilleros sin recursos la dio. Hizo sexto otro en línea mansa, pero de menor medida y con el que tras finalizar salió Rosales a saludar ¿a cuento de qué?.

Salvaremos de la quema a un Domingo Navarro que una vez más volvió a ser todo un seguro de vida, y que con conocimientos apartó al primero del caballo que hacia puerta, ademas de varios quites en los que los que estaban en apuros deben estarle muy agradecidos por su compañerismo innato. También a un Juan Jose Rueda "el ruso" que volvió a enseñar a bregar con el capote. Y no olvidemos al genio que tenemos de Mayoral de plaza.

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