lunes, 5 de octubre de 2015

Tarde de matices y contenido. Disposición, valor y buen toreo de Rafaelillo y Ureña entre complicados Adolfos





Adolfo Martín cerró la Feria de Otoño con un encierro al que le faltó bravura, pero que devolvió la emoción al ruedo traída por las complicaciones y el peligro de varios de los toros. La terna y su disposición, especialmente la de ambos murcianos del cartel, hicieron que fuese una corrida entretenida y que no perdiesemos detalle de cuánto sucedia en el redondel.



Abrió la tarde Aviador, con pocos pies de salida, barbeando tablas, hasta el punto de apoyarse en el estribo para asomarse al callejón, incierto y marchándose suelto de los lances. Tomó una primera vara fuerte en la que se deja pegar, y de la que salió mostrando justeza de fuerzas. En la segunda se repuchó, dejándose pegar sin celo. Punteando, corneaba el engaño a mitad de lance en la brega, con sosería y quedándose corto. Aunque con prontitud, no arranca con todo ni va hasta el final. Buen inicio de Rafaelillo obligándolo por bajo y aguantando parones y dudas del animal que medía antes de repetir, y ante el que mostró firmeza y valor. Pese a todo, al tomar la diestra, el cite desde fuera hizo que el burel se orientase y le buscase, dando lugar a unos bonitos pasajes de dominio y lidia sobre las piernas, pasando de pitón a pitón las embestidas que le buscaban, directas al cuerpo por el derecho. Tras dominarlo tira de él en varios naturales de mérito con el burel siguiendo la muleta con dudas y la cara alta tras el embroque. Seguía buscándole por el derecho y aún así logró dominarle buscando la colocación, buscando estar siempre cruzado, robándole pases. Faena de mérito y disposición, rematada con la zurda y adornos, a destacar un buen segundo natural que hizo rugir a la plaza. Pinchazo y buena estocada hasta los gavilanes tirándose derecho.

Manso encastado complicado, se orientó. Ovación cerrada para Rafaelillo.



Fogonero hizo astillas en su aparición, llegando a los burladeros. Cumplió apretando en el primer puyazo, largo y fuerte. Recibió otra vara fuerte y larga en duración en la que cumplió y de la que salió gazapón y sin humillar. A las Chicuelinas de Ureña en el quite, le faltaron lo principal, cambiar el viaje, quedarse firme en el embroque y el giro darlo al final, una vez ha pasado, y no exponiendo riñones en el embroque, al girar en ese momento. Tardo y midiendo en banderillas, brusco en la embestida. En la muleta complicado, gazapón y tardo, sin humillar y buscando. Robleño además, con dudas, tras intentar llevarlo y quererlo torear, no llegó a estar nunca asentado, y entre precauciones y pases sobre las piernas que ni eran macheteo ni eran muletazos, llegó el cornúpeta a sorprenderle estando a punto de echarle mano, de modo que cogío la espada sin haberlo dominado. Pinchazo, buena estocada de ejecución aunque algo caída de colocación. Muerte encastada, duro de patas.

Encastado y complicado, gazapón y tardo.










Con pies salió Rizos, el más en tipo de albaserrada del encierro que fue por ello protestado. Tuvo nervio, brincando y reponiendo, fiero y con emoción. El recibo de capa de Paco Ureña hizo subir la temperatura, con buenos lances y la media mientras el animal reponía y le ponía los pitones por encima de la cabeza rebrincándose. Primera vara trasera cumple, la segunda al relance y solo señala. En banderillas con pies, pronto el cárdeno. Buen par del tercero, Azuquita, con exposición cuadrando en la cara. En la muleta firme y asentado, aunque llevando la muleta a media altura, pese a que cuando se le lleva por abajo la sigue despacio el morito. Pero la casta no perdona un cite desde fuera y le voltea. Por el izquierdo se quedaba debajo y tira cara alta. Volvió al derecho, se quedaba corto aunque arrancaba de largo, pronto y alegre; firme el murciano, dispuesto y con valor. Pinchazo recibiendo en los medios, recibiendo autenticamente, esperando la embestida sin enmendarse, estocada derecho a la suerte.

Encastado, con nervio, buena nota en varas, exigente en la muleta. Ovación fuerte para Ureña.






Baratillo llegó en su salida a tablas y buscó después emplazarse en los medios. Estuvo bien recibiéndolo Rafaelillo, por bajo, en lances genuflexo, rematando con media rastrera obligándolo y otra media monumental, compacta, maciza, de una pieza tras unos lances en los que repetía tras desplazarse el toro. En la primera vara empujó sobre un pitón, puyazo caído. Un bonito recorte le dejó en suerte de largo para la segunda, a la que acude pronto aunque al paso, peleando sin mucho celo en una vara aún más caída. Buena media en el quite de Robleño. En banderillas le faltó celo y se mostró algo distraído. Se vieron buenos pares en la cara por parte de José Mora. Inicia por bajo en la muleta, mas incierto y con menos movilidad que su primero. Le sorprende con la cara alta por ambos pitones, y apenas pudo dejar un par de buenos remates. Pese a todo, en el final de la faena, logró el murciano sacar a pies juntos unos plásticos derechazos cortos. Pasaportó de un pinchazo y media trasera.

Manso gazapón, tardo e incierto.



Horquillero salió sin celo pero en cuanto se calientó pegó varios arreones hacia Robleño y hacia querencia con muchos pies y prontitud, con fiereza. Salió suelto de las dos varas, la primera cogida en buen sitio, pero de cerca y sin hacer la suerte. Con las frías se desmonteró Jesús Romero tras dejar dos buenos pares. En la muleta Robleño únicamente se justificó dando pases y permaneciendo el tiempo establecido en la cara del toro, sin llegar a someterlo. El animal manseó y se aplomó con sosería, mostrando su falta de casta y ambos terminaron en las tablas;siempre con la cara alta y defendiéndose, quedándose corto. Estoconazo pegando el puñetazo mas que estocada marcando los tiempos.

Manso descastado y a menos.






Cerraba la tarde Murciano, que salió huidizo y buscó barbeando con intención de saltar. Cabeceó en varas saliendo suelto manseando. Ante los de plata, esperó y cortó, llegando parado a la muleta. La cosa tomo otro aire tras una fuerte voltereta en uno de los pases por el derecho, ya se quedó corto y tenía al de Lorca localizado, pues citó perfilero y más que al hilo. Tras el tremendo meneo, no dudó Ureña en imponerse, cuidando la colocación, tirando de oficio, valor y con recurso, ligando dos tandas por el derecho llegando al tendido. A esto siguieron unos buenos naturales enfrontilado, a pies juntos y otra serie a izquierdas de mérito. Al conseguir mandar y someterlo, el animal sacó una nobleza (pues ya sabía de antes lo que dejaba atrás) que condujo a la entrega, pues se empleó siguiendo la muleta obedeciendo en trazo largo, especialmente por el derecho, pitón por el que le había ya antes cogido. Pinchazo arriba, estocada que hace guardia. Buena estocada tras sacar el estoque con el descabello, buen gesto matando a espadas y no descabellando sin haberlo matado de una estocada, como es costumbre para evadirse de la suerte suprema.

Manso que sacó nobleza, humillación y recorrido cuando se le pudo.





Tras analizar toro a toro su comportamiento y su evolución en función de la labor de los espadas, sin duda me quedo con la preciosa lidia a la antigua que realizó Rafaelillo a su primero, sometiéndolo y logrando después que el animal se tragase pases (tragándole mucho eso sí) incluso por el pitón derecho, embestida la de este pitón que propició el pasarlo de pitón a pitón, pues se iba al cuerpo sin atender al trapo. También observé como el sexto, que de primeras marcó su ley volteándo al espada, llegó a entregarse tras ser podido y obedecer. Esa nobleza y entrega, la del toro que hace tirar de oficio, pensar y del que es toda una incógnita descifrar sus reacciones y la evolución que van a tener, es la que mantiene la atención en todo momento. Por eso que aunque hoy a pesar de que en lo variado del encierro ha faltado alguno más a bravo, he salido satisfecho de ver lo que creo es una corrida de toros.



Rubén Sánchez.