jueves, 19 de julio de 2012

Robleño y los escolares, tarde histórica llena de emoción en Ceret. Futuro de La Tauromaquia (Ya con fotos)


Ganadero y espada en hombros

Fernando Robleño - 6 Toros de José Escolar. Céret 15-7-12
Ambiente en las Arenes de Ceret. Foto Cartujanillo

Le obligaron en pie a saludar


Con gran ambiente y tras haber disfrutado de los dos interesantes festejos precedentes de la feria ceretana, llegaba la tarde del admirado y querido Fernando Robleño en aquella tierra, junto con los pupilos de José Escolar, otro personaje querido y admirado en la solemne plaza de la Cataluña francesa.



Unos tendidos llenos, hicieron saludar puestos en pie al protagonista de la gesta; agradecidos y entregados a él desde que rompió el paseíllo, que es todo un ritual litúrgico muy personal en esta plaza, desde que se entona Els Segadors reivindicando la identidad catalana de la localidad, así como la demostración de que la cultura taurina es seña de identidad en la cultura catalana, pese a que cruzando los Pirineos a pocos kilómetros, los políticos de la región no lo quieran aceptar.

En ceret se cuidan todos los detalles


La tarde a la que íbamos a asistir fue completa, donde se vieron las dimensiones que dentro de la emoción debe alcanzar la Fiesta, con seis recibos de capote buenos pero diferentes en función de cada toro, unos más lucidos y otros más eficaces, con unos tercios de varas donde no siempre los animales acudieron raudos sino que escarbaron, pero en los que en todos se vieron caballos de aspecto ligero, con petos de aspecto flexible, con movilidad, y con auténticos toreros en la montura que los citaron haciendo lucir la suerte, también hubo mejores peores y algún puyazo malo, pero a todos los toros se les lució y se enseñó a ganadero y aficionados las condiciones ante el caballo de los seis albaserradas. El segundo tercio también tuvo variedad, como debe ser si el ganado es variado y no una auténtica monotonía, con buenos pares, apretones, buenos lances de brega o desarmes violentos. Tampoco se vieron seis faenas iguales, como podemos acostumbrar en la Fiesta que impera, sino que a cada condición se trató de hacer su lidia, y para rematar, se vieron muy buenas ejecuciones de la suerte suprema, con valor y serenidad, aunque después derivasen en pinchazos, o estocadas algo defectuosas. ¿ Pero, de que me sirve que de casualidad entre la mano y deje un estocadón si no ha habido intención de ello haciendo bien la suerte?

Sin duda una tarde dónde imperó la emoción, el valor, saber, se vieron los tres tercios y disfrutamos mucho.



Toro a Toro:


Calerito, un gran toro para abrir el apetito, solo le faltó no tardear
ante el caballo para llegar a ser un toro bravo de verdad.
Repitiendo de salida ante los bien manejados vuelos del madrileño

Metiendo riñones ante J.A. Doblado
Rompió plaza un toro que codicioso repetía hacia los bien manejados vuelos de las telas del madrileño, que le recibió con buenas verónicas; al colocarlo ante el caballo se puso a escarbar y demostró ser tardo y distraído, pero que al tomar el puyazo, que se fue un poco caído, hizo una buena pelea, cumpliendo y apretando abajo. J. Alfonso Doblado lo citó con voz y moviendo al equino, y aunque tardeando, acudió desde la media distancia, se le pegó un puyazo fuerte y el animal empujó con poder. En banderillas hacia hilo, cortaba y esperaba, apretaba hacia los adentros; recibió un buen primer par. La faena inició templando, pasando al toro por arriba, para ponerse después y dejar una intensa serie de derechazos, que emocionaban por la codicia del animal. La cosa mejoró aun más al natural, y el toro derrochó nobleza y bondad por ambos pitones, además de trasmitiendo, ideal para una buena faena, que iba bien hasta que Robleño se lió en los remates con una serie por la derecha. Haciendo muy bien el volapié dejo una buena estocada, aunque algo caída pero que apuntaba arriba. Oreja merecida que hacía arrancar con muchos pies la tarde. Ovación para Calerito, cinqueño, que fue bravo, aunque tardo en el caballo.

Gran pase de pecho ante el primero, al que hizo lo mejor de la tarde artisticamente

Caralegre, un toro exigente aunque noble para la muleta

Recibiendo sin dejarse comer terreno
Caralegre lucía por nombre el segundo, con pies y fiero de salida, rebrincado y en definitiva más complicado de parar, Robleño se impuso a los gañafones con un buen recibo que le dejo parado hasta la aparición del picador francés Gabin Rehabi; ante él, en un primer encuentro, tras mostrarse el bicho reservón, le dejó un buen puyazo, el animal se quiso quitar el palo, poniéndole los pitones en la montura mientras el francés aguantó con valor los gañafones. Para el segundo encuentro el morlaco se mostró tardo y se frenó ante el peto. Volvió a ser puesto en suerte y con torería le llamó, dejando un gran puyazo delantero y en lo alto, del que Caralegre se repuchó. Un tercer encuentro con la suerte muy bien realizada, con mucha personalidad y sello propio tuvo lugar cuando dejo de escarbar el cárdeno, que metió riñones y tomó una vara un poco trasera. Ovación de la plaza en pie a Gabin, al que gritaron ¡Torero! En el segundo tercio el toro se movió, con buena embestida, Ángel Otero puso dos grandes pares por los que fue obligado a saludar. La faena comenzó doblándose con el burel, para ponerse al tiempo con la diestra, sacando meritorios muletazos, prosiguió a derechas y continuó al natural, sacándolos buenos. Estuvo bien con el toro, por encima, aunque sin llegar a mandar por completo, faltó dominio. Remató con unos buenos derechazos y se tiró a pinchar en alto. Dejo después una estocada delantera algo caída, destacando una buena ejecución de la suerte. Saludó Fernando una ovación y Caralegre, que manseó en varas y fue poderoso aunque noble en la muleta, también fue ovacionado.


Empujando con poder ante el francés Gabin Rehabi

Caralegre por el derecho, humillando

Chumbero, que trató las tablas como si fuesen de juguete
El tercero era esperado por recordar a aquel Chumbero que hace unos años formó el caos en el ruedo Corucho, en Cenicientos. Salió no sin hacer honor a la vaca que parió a ambos, y ante el toque desde el burladero, acudió, remató, y sacó las tablas por los aires de un derrote. Fernando Robleño no dio importancia a lo sucedido, y nos deleitó con un gran recibo capotero, a un toro que se desplazaba largo y repetía. Chumbero cumple en el primer puyazo, una vara fuerte que Manuel José Bernal colocó en buen sitio. Tardeó como sus hermanos y para ahorrar capotazos, se adelantó de la raya el piquero y así se logró que entrase a tomar una vara trasera, en la que el animal quiso poca pelea. Con las frías destacaron Raúl Cervantes en el primer par, y J. Antonio Prestel en el segundo, a pesar de que el toro esperase y apretase hacia los adentros acortando mucho. Templado lo fue probando de inicio el matador, y cuando cogió confianza le pegó una buena serie al natural. Por el derecho se complicaba más y logró una buena serie; el toro lo pensaba mucho y no llegó a entregarse. Le pidieron que se enfrentase al albaserrada de frente y así lo hizo, con valor, toreando al natural. Tirándose muy bien y marcando los tiempos, le mató de una gran estocada. Oreja y petición de la segunda excesiva. Chumbero, un toro manso encastado, pero que no se entregó, fue despedido con cierta división.
Manuel José Bernal, ante el tardo Chumbero

Robleño ejecutando muy bien el volapie al tercero

Cocinero, lidiado en cuarto lugar

Bonito ramillete de verónicas por abajo a Cocinero
Por cuarto salió un Cocinero que perseguía bien los engaños y al que Robleño recibió por abajo con elegancia. Francisco Plazas se encargó de la suerte de varas, y al relance puso una vara delantera sin pegar, en la que el burel empujó con poder. Para el segundo encuentro fue muy bien dejado en suerte, y el animal acudió pronto y sin dudar, con todo, tomó un gran puyazo en el que empujó abajo y del que rápidamente fue sacado. Ante los rehileteros tardeó, tomaba bien los lances de brega, humillando pero sin llegar a desplazarse. Llevándolo muy empapado el matador sacó varios derechazos, tirando de él hasta el final; por el pitón izquierdo se cuela antes, asique continuó con la diestra, con la que remató. El animal se ha aquerenciado entretanto en las tablas, buscándolas continuamente, asique con oficio, el matador lo saca de allí, para ejecutar la suerte suprema en los medios. Tras dos pinchazos arriba, dejo un buen espadazo, aunque ligeramente caído. Robleño fue silenciado, y el cárdeno Cocinero escuchó alguna que otra palma, bien poquitas, cosa lógica, pues aunque en varas demostrase bravura, no llegó a verse en un tercer encuentro, y el primero fue al relance, sumado a su querencia final a tablas, que confirmó su mansedumbre encastada.

El cuarto ante Francisco Plazas

Firme con la diestra, un gran pitón de este cuarto

Artillero, quinto de la tarde, el cabroncete
Ante el quinto, Robleño firmó un recibo efectivo, ante un Artillero que tenía mucha fijeza. Pedro Iturralde cogía en este quinto el ramal del bocado, y fue el que puso la nota negativa en varas al festejo, pues le dejó un puyazo caído y trasero en un primer encuentro en el que el toro hizo sonar con mucho celo el estribo; y en segundo lugar, se fue al mismo sitio, lo sacó pronto el matador, invitando a quitar a uno de los sobresalientes, y Morenito de Nimes, en el único momento de viento de la tarde, resolvió la papeleta variado y con unos vistosos faroles. Pedro Iturralde siguió haciendo de las suyas y abusó del castigo en un puyazo caído. El segundo tercio se les complicó a los de plata, el toro llegó a la muleta pegajoso, buscando, bastante tobillero, y Robleño, con oficio le hizo una faena de aliño sobre las piernas, efectiva y rápida. Una gran estocada que se enterró en la cruz del cárdeno, y que produjo desarme, haciendo hilo tras el de oro por todo el anillo, salvándose de milagro. Artillero, un toro manso y poderoso hasta el final fue silenciado y el matador dio 2 Vueltas al ruedo.
El quinto tercio de varas corrió a cargo de Pedro Iturralde

Caloroso, todo un señor


En sexto lugar salió todo un pavo, un cárdeno claro, musculado, y muy serio que con los pies que trajo de salida, dio pavor a los tendidos. Robleño no se arrugó y anduvo efectivo con el capote, tratando de dominarlo. Tito Sandoval, el ídolo de los picadores en el coso ceretano, que había recogido el premio de los dos festejos anteriores, no lo hizo con tanta fortuna como en las anteriores comparecencias, dejando una vara trasera en primer lugar, en la que el toro empujó abajo romaneando. Citándolo bien para el segundo encuentro, el toro escarba y tardea, mostrándose distraído. Se adelantó Tito con el jaco y el toro empujo abajo en un puyazo trasero, del que pronto fue sacado. Con pies llegó a banderillas, con una embestida complicada. J.A. Prestel dejo un buen par cuadrando en la cara. A la muleta, llegó como era, complicado, y el matador trató de llevarlo muy tapado, tirando de él sacó unos buenos derechazos, continuó de frente al natural poniendo la plaza en pie, con un público muy entregado que contempló una serie superior al natural con el toro ya dominado, del que extrajo y sacó a relucir la nobleza y la gran embestida que atesoraba y que no parecía tener. Remató entre el clamor de los tendidos, y dejo una valiente estocada que se fue ligeramente caída, y de la que fue prendido en el chaleco. Un descabello y dos orejas de mérito, quizá no por la perfección de los lances de muleta, pero sí como premio al dominio, al oficio con la muleta, y al valor en la suerte suprema. Caloroso recibió los honores de ser arrastrado lentamente en premio al conjunto de la corrida, pues fue un animal algo reservón aunque bravo en su pelea ante el caballo y que terminó embistiendo superiormente gracias a la labor del espada.


El pavo sexto, ante Tito Sandoval

Robleño muy asentado
Se trabajó al toro sacandole unas magnificas embestidas que atesoraba


Recogió el madrileño las dos orejas y las paseó en hombros, invitando la afición al ganadero a participar de la salida a hombros, Don José sacó acto seguido a su mayoral, y abandonaron el coso ceretano en volandas tras haber dado una gran tarde de toros, en la que siempre estuvo la emoción a flor de piel, gracias a la casta que tuvieron las reses y al valor y oficio del que para aquella afición recibe trato de Maestro, y despidieron a gritos de ¡Torero! Así se defiende el futuro de la Fiesta, tardes como ésta son las que de verdad crean afición.



Cartujanillo.


 fotos de Josué Moreno.

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