lunes, 9 de julio de 2012

Miurada con un Javier Castaño extraordinario

Estampa de Tauromaquia antigua de Castaño esta tarde con el tercero, de Miura


Llegaban como es habitual a la tarde del domingo pamplonica los clásicos Miuras, que tras hacer un encierro peligroso en el que San Fermín volvió a echar su capote a varios mozos, lucieron una buena presentación y un desigual y variado juego, siempre con ese interés que marcan y que acaparan por su nervío y estampa de toros antiguos desque que se abre chiqueros hasta que se arrastran.

La terna era de interés, con dos toreros importantes y grandes lidiadores como son Castaño, que está dando el do de pecho y entendiendo a la perfección diferentes encastes, y el otro un experto diria yo en cárdenos, como es Robleño, ambos a las puertas de su cita en Céret, la próxima semana; además de un experto y curtido Rafaelillo que ha vuelto a confirmar su mala racha de esta última temporada y de la que se está desarrollando.

Abría plaza un cárdeno, de seria estampa, huesudo y con gran esqueleto y que sin estar gordo dio mucho en la báscula, un animal que cumplió en el caballo aunque no se le pegó en el segundo puyazo. La faena inició por abajo, como debió hacersele todo a este encastado y poderoso, fiero, pero noble animal. Sin muchas apreturas y muy precabido, comenzó un recital de muletazos por alto sin querer llevarle, y desde la oreja, dudando siempre, poniendose y quitándose, en definitiva cabreando al de Zahariche, a toda velocidad porque la muleta más que tratar de dominar, flameaba. Y el toro, señores no había hecho nada feo. Una estocada contraria y delantera sirvió de pasaporte.

Rafaelillo a 3 muletazos por segundo con el primero

 Tuvo el órdago de decir que era un látigo, entonces él una bala, y que el toro quiso cogerle desde que salió por todas partes. Si ese toro con la lidia que llevó y el trasteo, y el cabreo que le produjo, no le cogió, fue porque no quiso, ocasiones y motivos, tuvo bastantes. Rafaelillo, al que respeto y admiro por enfrentarse a corridas como la de hoy no sé si tiene un don para hacer malo al regular o es que lo hace aposta, porque ya van unos poquitos de toros.

En segundo lugar salió otro cárdeno, este con un tranco menos brioso, menos bronco que su hermano anterior, más templado. Fue recibido a la verónica, como Dios manda, saliendo hacia fuera hasta rematar y dejarle parado antes de ordenar picas. Justito su cumplimiento ante el piquero, pegandósele lo justo y saliendo suelto; parado y midiendo anduvo cuando las frías. Robleño, inteligente y en lidiador, comienza el trasteo por abajo, bien hecho, y consigue dominarlo, con cabeza disposición y mucho valor arrancándole hasta el último muletazo, echo un tío, tirando de él, estudiandole los terrenos, las querencias y los cambios, dejando una grata impresión de la que no se dieron cuenta en el coso. Menos mal que la tele nos muestra su dimensión a los aficionados. Media estocada bien agarrada en un sitio fenomenal hizo efecto fulminante, y debió haber paseado un trofeo si la de Joselillo de ayer marca el rasero de la plaza.

Así de torero se desplantó Robleño tras parar al segundo
Por tercero salió un castaño, encierro este de Miura variado de capas, que tuvo una aparición más fría, saliendo más distraído y con menos codicia y repetición que los anteriores, que se revolvían en un palmo, aun no revolviendose tubo mucho nervío. Tito Sandoval, picador (de la cuadrilla familiar del esperado Javier Castaño) le dejó un puyazo delanterito y favorable para el animal, salió suelto y se llevó un refilonazo. Después desde la media distancia empujó algo más en un puyazo bien situado pero fuerte, del que salió suelto también. Poco nos pudo lucir este toro en varas más de lo que lució y vista su prontitud y movilidad en banderillas, tiró de experiencia, seguridad, confianza en si mismo y en su conocimiento de este ganado y sacó al hilo de las tablas una torera silla de esparto, que dieron al inicio de faena un aire añejo, romántico, con un toro antiguo y una suerte antigua, fotos que en color sepia con el Miura revolviéndose y el torero asentado reviven historia de la tauromaquia. Después del inicio tan torero, vinieron series que a base de sobarlo y de irle cambiando hacia mejor con paciencia, se vieron varios naturales caros, con mucha emoción y de trazo largo ante la emoción de la completa lidia del miureño. Muy hábil y sabiendo salir de entre los pitones y meter la mano al alto morrillo, se nota que viene de matar seis en Nimes, y le metió una estocada arriba de premio. Paseó una oreja, que como bien vuelvo a repetir, si el rasero es el de ayer hubieron de ser dos.


Estocadón de Castaño al tercero, al que entendió y lidió superiormente


El cuarto un precioso y agalgado salinero, sardito, que dirían por la zona de pasto de las reses miureñas, que apareció con brío y fiereza, revolviéndose y punteando en las telas de Rafaelillo. Poco peleó en el caballo, de manera poco uniforme, con un solo pitón, metiendo algo riñones. El puyazo cayó caído, pero en el segundo picotazo que recibió salió suelto. La faena esta vez tenía en mérito el ser corta y preparatoria para la muerte, quitando las moscas de la cara, dominando y asegurando que para la suerte suprema vaya confiado con el hocico hacía abajo. El animal, el peor del encierro, tenía claro que a cualquier descuido o mínimo fallo le iba a echar mano, bien Rafael que le dejó una buena estocada algo tendida con habilidad.

Otro salinero en quinto lugar hizo salida corretón y fue bien parado de nuevo por Robleño. La res fue a más en varas, pues si bien salió suelto del refilonazo primero, en el segundo encuentro, con un buen puyazo, en buen sitio, empujó más; para volver a cambiar y desengañarse en el tercer encuentro, del que osó repucharse. Ante los rehileteros anduvo tardo y Robleño que fue observando la evolución y los cambios de las reacciones del sardito a lo largo de su lida planteó bien las cosas de nuevo, intentando dominarlo y ya veremos si después tenía algún pase. Pues aún a este, fue capaz de sacarle alguno por el izquierdo, tirando de él con precauciones claro está, pero que el bicho ni se lo creía que fuese a entrar tanto al canasto. Pinchó en buen sitio, pero le dejó luego una estocada baja que me supo fatal después de su buena actuación, lástima que se fuese la mano, pero ya se sabe que una vez saben que la espada entra por arriba, no dejan que entren más.


Lo recibió Castaño a este sexto con gusto a la verónica, con dos lances de auténtico olé, pero el miura no se dejó rematar con la media. En varas tuvo poco celo y ante el primer puyazo bien cogido, como el que siguió en buen sitio, salió suelto. El animal salió de varas con buen tranco y Finito alucinaba con los cambios que iba pegando el animal según lo que le iban haciendo, se nota que ha olido poco miureño, pudieron poner a Campuzano que mató unas cuántas a comentar el festejo. Resultó que el primer par quedó muy delantero por lo que cortó al peón y por lo bien que sacó de abajo los palos, pero con tal mal efecto de que los palos le tocaban al morlaco en las orejas, lo que le hizo dolerse y ponerse muy brincón, pareciendo llevar un pitón derecho medio potable. Castaño lo observó y se basó en ese pitón y pese a lo rebrincado y geniudo de su embestida, de sus derrotes secos, aún lo intentó hasta lo más profundo del fondo del animal. Para rematar la tarde, además le dejo una gran estocada en lo alto. Sin duda mereció salir por la Puerta del Encierro o de cualquier plaza digna de paladares exigentes.


Esperamos ansiosos para Céret.


Nota: He disfrutado con una tarde de Toros, siento si me he pasado con Rafaelillo, razón ahi de sobra en que parece mentira que le ponga así a él después de enfrentarse a lo que se enfrenta y no lo haga con muchos otros que merecen el menor de los respetos (siempre lo que toca por vestirse de luces) al matar lo que matan. Pero con esos hago unicamente el peor de los desprecios, la ignorancia a esa fiesta paralela a la que de verdad es mi Fiesta, la Fiesta de los Toros.


Cartujanillo.

Fotos Maurice Berho para aplausos.es 

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