7ªFallas: ¿era para tanto?; dos puertas grandes sin decir nada.

Cid y Perera, en hombros pero no en el recuerdo.
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La corrida ha bajado en cuajo, sobre todo teniendo en cuenta la caja y los kilos que deriva el criar dicho encaste, pues los de estirpe murubeña han pasado raspando el listón, no hubo mas que compararlo con el sobrero de zalduendo, que no por grandón fue ni mucho menos igualable al conjunto de nota enviada por Capea.

Si bien hay que decir que no se picó en absoluto en lineas generales, lo que procpició que se viniesen a más tras los rehiletes, y diesen un juego de extraordinaria nobleza que a mas de uno le recordó a los Urquijos por los que tanto se pegaba el abuelo del tercero de la terna actuante, y que todo hay que decirlo, no se llevó ni el lote ni la buena suerte.

El Cid tuvo el lote, una vez más, y de nuevo estuvo por debajo de su alta nota como buenos para el torero, pues en el primero la colocación y la hondura, el ceñimiento de sus muletazos quedó mas que carente, aunque la oreja  estuviese justificada y merecida debido a su buena estocada. Su segundo no superó al primero y quizá por ello podamos aseverar que anduviera digno o a la altura, aunque mi opinión es que le hemos conocido mucho mas templado y seguro, y que hoy todo ha ido muy deprisa y sin asentar el temple que debio de sacar y tener como recurso ante tan dulce planeo que le ofrecia el burel. La orejita tras pinchar y una estocada algo defectuosa, un poco caída, no justificó la concesión del palco, y menos aun si el nivel de salida a hombros queda tan por debajo de un nivel de plaza exigente y de primera.

Perera es un torero de maneras frías, que tuvo un lote también excepcional y que a pesar de estar siempre correcto, bajando la mano sin llegar a descomponer la figura, poderoso, enganchando delante, poniendo muy planita la muleta, metiendolo en la bamba, rematando atrás...en definitiva correcto, pero no torero, no llega a arrancar ese olé profundo del aficionado, no llega a gustarse, a creerselo, a imprimirle algo suyo, personal, un sello, un toque...más allá de la temeridad mas que del valor de que le rozase un pitón la banda de la taleguilla...Su correccion justificaría la oreja de su primero, pues en su segundo desplazo mucho la embestida hacia las afueras y la muleta pasó a su mano izquierda nada mas que para propinar sendos sartenazos que borran la importancia de cualquiera de sus trofeos y de su insulsa salida a hombros del coso valenciano.

Por su parte, Cayetano tuvo un buen primer animal, pero la mala fortuna de que alguna enfermedad del pitón desluciese para todo a la res, que acudía con un pitón hueco y partido de mala manera en la pala debido a una caída de la res, aun así tuvo el gesto de tirarse a matar con la zurda para darle esa ventaja al toro, pero sin haberla practicado mucho, se le fue muy trasero el medio sartenazo que le colocó. Su segundo mostró sintomas claros de invalidez, y los confrmó nada mas chocar con el peto, siendo devuelto con buen criterio por el palco, mientras, Curro Vazquez y Cayetano refunfuñaban por no haber podido colar, mantener, cuidar, hacerle venirse arriba y mantenerlo en la faena al pobre invalido que mas que al coso debio ir a la Seguridad Social a por una pensión. En definitiva refunfuñando por no haber podido engañar al personal que llenaba la plaza y a todo aquel que lo siguiese por television. El sobrero fue de Zalduendo y el trapio no le presumieron el que sus fuerzas fuesen pobres y no abundasen, lo que si sacó es genio de manso tras la segunda serie, colandose por el ixquierdo, y Cayetano, no a grandes vistas de lidiarlo y quedar dignamente por encima, nada más ver los gañafones decidió irse a pincharlo y tirarle su gañafón correspondiente estoque en mano, y fue abroncado, no por estar por debajo sino porque el festivalero público que hoy abarrotaba, tenia ganas de más fiesta, fuese como fuese, y aun habiendolo lidiado correctamente, incluso con arte, no lo hubiesen apreciado. Querian mas toreo moderno y sin sabor.

Cayetano, a una mano.
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Y he de decir que ha tenido mas sabor un cambio de mano al sexto, de Cayetano, y algún reamte a una mano con la capa, que la imensa mayoría de pasajes del festejo, por mucha que fuese la voluntad de Perera en quites, que siempre deberemos reconocer, pero que no llegó a hablar ni decir con sus vuelos.

Cartujanillo.