miércoles, 11 de junio de 2014

Zahonero tenía bonito hasta el nombre. Buen regreso de Miura a Madrid

Zahonero, toro de la feria (Premiado por Ayto. de Madrid)
Nueve años después regresaba para cerrar San Isidro la miurada, un hierro emblemático y legendario que la plaza mas importante del mundo merecía acoger tras tan largo descanso. La corrida en líneas generales fue algo menos áspera y dura de lo que uno siempre espera de los toros de Zahariche, aunque quizá no estaria escribiendo esto de no haber sido devuelto el quinto, negro y que regateaba de salida a los capotes, sin llegar a pasar, y que hubiese tenido picante y tralla, más que el primero, que también tenía el sello de la casa al revolverse en la muleta de Rafaelillo, pero bien es sabido que estos últimos tiempos, están saliendo muchos miuras para cortarles las orejas. La presentación fue impecable, todos ellos imponentes de mirada, de cabezas, de cuellos, de alzadas, y luciendo un buen remate. Tan vivos en su mirar, que incluso varios de ellos, como por ejemplo el primero, se frenó a mirar que se movía en el callejón justo antes de un capotazo de recibo, así como otros dos también frenaron mientras acometían a los banderilleros al localizar al matador siguiente, que en los medios guardaba las espaldas de los que pareaban.ç La centenaria vacada sevillana cumplió con la expectación despertada, y es que esa misma mañana, las entradas que permiten ver el apartado se agotaron en 20 minutos, mientras que por la tarde, se colgó en taquilla el cartel de "No hay billetes".

 larga cambiada quedando entre el miureño y la barrera


AHUMADITO-69 abría la tarde, cinqueño, negro listón, fue ovacionado de salida. Rafaelillo sorprendió en tablas, cuando se arrodilló y le dio esa larga cambiada quedando entre el miureño y la barrera, un astado que salió suelto de los lances, y que volvió la cara marchandose desentendido al caballo de picar una vez puesto en suerte, teniendo que volver a ser puesto, tomando una vara fuerte y caída apretando abajo, cumpliendo también en la segunda a la que acudió pronto. Un tercio de varas tras el que el toro quedó sangrando mucho, tras rectificarse el primero de los puyazos. En banderillas cortaba, tirando la cara alta, rebrincado llegó a la muleta, saliendo por arriba de los muletazos mientras que Rafaelillo trataba con esmero de que no le enganchase los vuelos, logrando así tirar de él. Probó el izquierdo, por el que se abre y no pasa, pegando un tornillazo brusco muy de la casa, por lo que regresó a la diestra, aseado y seguro, firme y convencido de haberlo entendido y lidiado correctamente, tal como era el caso, aunque quizá esa última serie con el toro ya venido a menos sobrase, rubricando el trasteo con un abaniqueo muy torero, despachándolo de media estocada en buen sitio tras tres pinchazos.

aseado y seguro, firme y convencido de haberlo entendido y lidiado correctamente


Rafael Rubio "Rafaelillo": Silencio.
Encastado y a menos. (Solo manseó al pedir los adentros y lo suelto que se marchaba antes de picarlo y que se centrase).

lo mejor de su tarde en el buen recibo capotero


ZAHONERO-28: Cinqueño, cárdeno, de bella estampa, llegaba incluso a trotar lateralmente en su salida. Castaño dejó lo mejor de su tarde en el buen recibo capotero que ejecutó en este toro, dejándolo después al relance para el primer puyazo, del que salió suelto. Acudió con prontitud a la montura de Fernando Sánchez Muriel que puso la puya en buen sitio, con el toro cumpliendo. De largo, en los medios lo dejó su matador para verlo en una tercera entrada, y con gran fijeza y prontitud acudió trotón, señalandole el puyazo sin pegarle, y del que salió repuchado, quien sabe si por la fijeza que después demostró, al localizar a Marco Galán, que acudia a sacarlo, si bien es cierto que faltó celo en la pelea ante el castigo, pese a lo bravo que demostró ser el toro ante el caballo. El de banderillas fue buen tercio, con el toro alegre y pronto, la buena brega del manchego y el par de Fernando Sánchez, pues aunque saludasen ambos, esta vez Adalid cuadró fuera de la cara. La faena inició dando distancia, ligando los muletazos, aunque enseguida se enteró el miura de la ventana que había entre la muleta y la taleguilla, colándose. A 20 metros se colocó para volver a iniciar tanda, el burel acometía con prontitud, y en el embroque con el hocico haciendo surco, con nobleza, aunque llegado el tercer muletazo levantase la cara. Tomó la zurda Castaño, y muy despegado aunque con temple, llegó a trasmitir la embestida del miureño, pese a lo alta que llevaba la muleta el espada, vaciando por encima de la pala del pitón los naturales. Entregado, no aceptó el toque brusco a derechas que vino después, ensuciando todos los muletazos a enganchar las telas, en una tanda nefasta. Ya era tarde, Zahonero se había marchado, tuvo mala suerte en el sorteo en cuanto a muletero, pues hemos de agradecer que sí nos lo enseñó en el caballo. Castaño mostró este San Isidro un atisbo más de su clara decadencia. Mató de estocada casi entera tendida.

el hocico haciendo surco/despegado aunque con temple/ lo alta que llevaba la muleta el espada, vaciando por encima de la pala del pitón

Javier Castaño: Silencio.
Gran toro. Bravo en varas, banderillas y en la muleta, encastado, noble, templado y humillador. Ovación cerrada y petición de vuelta que debió serle concedida.

Aguilero.


AGUILERO-20: Cuatreño era este cárdeno, se frenaba de salida, viéndose a un Serafín Marín sin recurso, correteando ante las embestidas y los parones. En el caballo cumplió, apretando en dos puyazos fuertes y barreneros, en la segunda con la cara abajo. Pronto y alegre, con fijeza en banderillas, aunque tirando arriba la cara en la reunión, la cuadrilla cuadró en la cara y Vicente Osuna hizo una buena labor de brega, pero el público iba predispuesto a que los únicos banderilleros con derecho a desmonterarse eran los de Castaño, estuviesen como estuviesen, y el reconocimiento a estos hombres de plata quedó en palmas. En la muleta humilló por ambos pitones, especialmente por el izquierdo, embistiendo con clase, mientras que por el derecho, Serafín tuvo que aguantar parones. El torero de Barcelona estuvo embraguetado, queriendo estar colocado, cruzado, pero le faltó dar un paso hacia delante entre muletazo y muletazo para ganar terreno y atacar al toro, de manera que pudo conseguir ligar unos muletazos de buen trazo, como los que pegó uno a uno al natural, aunque faltase cogerle el aire. También al natural quiso torear con la diestra, tragando ante los frenazos finales. Mató de pinchazo hondo y descabello.

embistiendo con clase.
Y con el rabo erizado.
Serafín Marín: Silencio y algún que otro pito.
Buen toro. Cumplió en varas. Noble, humillando y con clase.

Estampa y mirada de Velador.


VELADOR-44: Ovacionado de salida este cuatreño cárdeno, que tomó con brusquedad y a media altura los vueltos de la capa del murciano, acudiendo con prontitud a una primera vara fuerte, en la que faltó quedarse fijo en la pelea. Demostró gran fijeza al arrancarse nada más ver moverse al jaco, pegando un buen chocazo, pero repuchándose después de la pelea. No hubo pero me hubiese ver por lo cambiantes que son estos toros, una tercera entrada, por ver si se calentaba a más o reiteraba su bravuconería. Alegre y pronto ante los rehileteros, que cuadraron en la cara, José Mora y Pascual Mellinas mientras el 44 les cortaba, rebirncado, tirando la cara alta y estirando el cuello en la reunión. Dos por bajo y Rafaelillo se puso al natural, pegando dos buenos y el remate, con el toro humillando, siguiendo por este pitón, hilvanando los muletazos en una buena serie. Al toro le faltó final y mostró un pitón derecho más distraido y soso, algo descastado. La faena concluyó con unos remates ayudados, algó encorvado el espada, y sin llegar a poder rematarlos por abajo, pues el toro ya había acortado el viaje, y la muleta se presentaba adelantada. Se atracó de toro en una estocada contraria, descubiendo con mérito la muerte, en corto y por derecho, ejecutando con brillantez el volapié.

Tuvo buen pitón izquierdo.
Rafael Rubio "Rafaelillo": Silencio.
Manso, descastado y a menos.

Datario se lesionó de la mano izquierda, una lástima.


FIADOR-13 (5ºBIS): Por lesión de Datario saltaba al ruedo este sobrero de Fidel San Román, la lesión fue gorda en la mano izquierda, pues apenas si se empleaba y aún asi se cayó el miureño. Una lástima, ya que tenía pinta de ser un toro muy complicado y de lidia a la antigua. Complicado y encastado pero en moderno fue el Villamarta, tuvo mucho celo en la primera vara, empujando sobre un pitón, mientras que acudió alegre y presto a la segunda, en la que se durmió con la cabeza abajo. Reservón ante los que pareaban, que volvían a saludar por sistema, pues debió hacerlo Marco Galán, por su gran brega ante este Guardiola Domínguez que apretaba con fijeza a los adentros. Se vino a menos en la muleta, aunque con emoción, por lo que protestaba al final de los muletazos, llegando a orientarse pronto, quedándose muy corto y rebañando por alto a mitad del muletazo, sin obedecer a la poca disposición que había en la muleta de Castaño. Mató de estocada tras dos pinchazos.

Javier Castaño: Silencio.
Encastado y complicado, orientado.

el más aclamado desde los tendidos celebrándose su estampa

ESCRIBANO-72: Fue el más aclamado desde los tendidos celebrándose su estampa, cárdeno claro y con cinco primaveras, humilló algo rebrincado en los lances de recibo del torero catalán. Cumplió sobre un pitón al serle tapada la salida en una primera vara trasera y caída, acudiendo al trote a recibir la segunda, de la que salió suelto llevandose enhebrada la vara en el morrillo, sin llegar a poder ver una segunda entrada. Fijo, pronto y con alegría en banderillas, destacando la buena brega de Curro Robles. A la muleta llegó rebrincado y sin llegar a pasar, tirando la cara alta, aunque a Serafín le faltó firmeza y asiento dentro de lo que el toro permitía pero que también le exigía para poder someterlo y meterlo a la muleta, pues le enganchó mucho las telas, siendo muy complicado corregirle los tornillazos y tirar de él. Tras pincharlo, lo despachó de un bajonazo.

acudiendo al trote a recibir la segunda


Serafín Marín: Silencio.
Manso, exigente y complicado.

Y tras un mes de toros, nada como dejarse para ir superando la primera semana sin ellos el escribir y saborear esta crónica, pues se hace duro (o yo que soy un nostálgico) el acudir a pasear o leer a la explanada de Las Ventas, sentarse en un banco y contemplar ese silencio y esa soledad que le queda a la plaza, y darse uno cuenta de que esa feria que tanto se espera desde principio de año, que tan larga se ve días previos a empezarla, y en la que pensamos durante ella "lo bueno está por llegar, aún queda mucha feria" ya se ha terminado, y habrá que esperar desgraciadamente hasta la Feria de Otoño, que por corta sabe a poco, para vivir ese ambiente de lleno y de gentío, aunque las corridas de verano pintan bien por lo que se rumorea en plantel ganadero.

Zahonero en varas.  con ganas de más


Una feria que echaré de menos estos primeros días, pues no la he terminado con hartazgo sino con ganas de más, y es que a poquito que la empresa ha cuidado la cartelería, los resultados han sido infinitamente mejores que los últimos dos seriales anteriores, y por ello, pese a que haya mucho que mejorar, doy desde aqui mi reconocimiento a la empresa Taurodelta, que ha traído con acierto la positividad en el cómputo general de este San Isidro 2014.

Rubén Sánchez.
Fotos: Juan Pelegrín.

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