lunes, 18 de octubre de 2010

Reflexiones de fin de Temporada

Lunablanca, aficionada de Valencia:

Cuando la temporada taurina da sus últimos coletazos entre cornadas tan duras como la que recibió Luís Mariscal y la que hemos sufrido todos en Cataluña, toca sentarse a reflexionar, hacer balance y en muchas ocasiones entonar un merecido “mea culpa”.
Envuelta en despropósitos y polémicas, entre abogados y ministras, brillan las luces de los despachos mientras poco a poco se apagan las de las plazas en una temporada marcada un año más por el mal juego de los toros.
La Fiesta espera la llegada del invierno para lamerse sus heridas en la soledad del campo en donde se empieza a gestar la temporada siguiente. Los ganaderos deberán solventar el problema inmediato que supone la falta de casta, de fuerza y de trapío y los empresarios suplir con imaginación y atractivo los problemas económicos derivados de la omnipresente crisis.
El escalafón se llena de sensaciones y valoraciones, unos, como el Juli, se van con los deberes hechos tras una gran temporada, otros, como Oliva Soto con el regusto amargo de no haber sabido aprovechar la oportunidad que le brindó Madrid y otros, como Morante, deberán reflexionar acerca de la gestión de la temporada y el Maestro cigarrero, valorar la labor de Curro Vázquez que no ha resultado todo lo satisfactoria que debiera.
Y los aficionados se van, algunos enfadados, esgrimiendo pancartas -como en Madrid- exigiendo soluciones, otros simplemente decepcionados, planteándose un año más que hacer con el abono. Y todos sintiéndose ignorados, burlados por las empresas que en muchos casos han planteado ferias de saldo que han acabado siendo verdaderos desastres poniendo en entredicho la categoría y el prestigio de las plazas.
Y así envuelta en dudas, propósitos, esperanzas y esa media de Morante que aún resuena en Barcelona, se abriga la Fiesta al amparo del invierno que viene a calmar las tensiones y a componer en las dehesas una calma aparente en la que el trabajo realizado será fundamental para el devenir de la temporada que viene.
Cartujanillo. Aficionado de Madrid:
Quizá ese "mea culpa" no lo deba entonar la afición y menos aún por asuntos tan politícos como el tema catalán, es más bien una cantata que deberían seguir al pie de la letra los que dirigen la Fiesta y la tienen cogida de pies y manos, hasta el punto de reconocerla como hecho cultural, pero llevándola a la gestión propia, lo cúal quizá conduzca a un fracaso mayor...De momento los análisis de integridad de astas quedan allí donde se encontraban, pero ¿qué ocurre con la regulación de profesionales? ¿los pondrá el toro en su lugar o serán las amistades con un descaro aún mayor?
En cuánto a la situación de la Cabaña Brava veo más que acertado el párrafo de mi compañera, sólo apostillo lo siguiente: ¿sólo tienen que mirar los ganaderos o también debe hacer un esfuerzo mayor la torería andante?
No sé si el Juli se fué con los deberes hechos, pienso que el que mejor presentó los cuadernos a final de curso fué él, pero que aún asi, puede hacerlo mejor, y es que sin Madrid, no hay gloria.
Entre tantas dudas, ¿qué comentario puede merecer un ciclo de primera como la Feria del Pilar, de la que las figuras han desertado, y en la que de 10 festejos a pie apenas destacan cuatro o cinco hechos de importancia? ¿a qué se puede deber tan escaso bagaje artístico y aún menor ganadero? ¿tiene la empresa que regenta el coso, Taurolodelta, tanta cantidad de culpa como en Madrid?

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