En tarde lluviosa y con lleno en los tendidos, se ha lidiado una corrida de buena nota en general por su bravura en varas, con matices posteriormente en la muleta.
Inició la tarde con Tesugo, castaño de capa, bien armado y que salió con pies, rematando en los tableros. Buen recibo de capa de Alberto Aguilar, rematado con dos medias. En la primera vara que tomó a relance, cabeceó y se quitó el palo, echando la cara alta, el puyazo cayó caído. Para la segunda lo colocó con pintureria y a distancia el madrileño, el toro fue pronto y se le pegó trasero, echando la cara alta en su pelea. Quitó por chicuelinas y remató dejándolo en los medios ante el caballo, que apenas tuvo que cruzarse con el animal para que arrancase con todo, cumpliendo aunque con la cara alta y sin apenas pegarle en este tercer encuentro. En banderillas percance de Raúl Ruiz que milagrosamente escapó de los pitones tras perder un tiempo en la cara y cuadró tarde para no pasar en falso. El toro es pronto y se duele. Inició Alberto Aguilar su faena pasándolo pot alto saliendo al tercio, con una embestida al galope con trasmisión, conectando enseguida con el público al ligar en los medios con la diestra, pese a estat algo despegado. Por el izquierdo humilla pero brinca en el embroque, liga una tanda larga pero falta ajuste a los muletazos y sobre todo rematarlos en redondo. Escarba a final de faena tras insistir encimista por el derecho, antes de pinchar por tres ocasiones en lo bajo, cortando la piel del toro, para agarrar finalmente una estocada caída atravesada. Palmas en el arrastre para este Tesugo, de buen juego en varas y con contenido para la muleta. Silenciado el madrileño.
En segundo lugar fue jugado Pintanegra, de patas blancas; pues era calzado de las cuatro en mayor o menor medida, meano, jirón y lucero. Se desplaza en los primeros lances de Emilio de Justo, antes de tomar una primera vara desde media distancia, en la que se deja pegar fijo en el peto. Se arrancó de largo para la segunda, sin tener que provocarlo, señaló buen puyazo en el que se dejó pegar sin emplearse, tal como hizo en el tercer encuentro, al que de nuevo acudió con todo, señalando trasero el picador, rectificando, al igual que hizo en una cuarta entrada. Llegó a banderillas algo tardo, pero fijo de los cites. Buena brega y destacaron también los rehileteros, antes de que el extremeño brindase su labor al respetable. Labor que inició por bajo en tablas, disponiéndose en el tercio a torear al natural, logrando ligar varios pases entre enganchones. La embestida tiene trasmisión, humillando y con codicia por seguir la muleta, llegando pasajes en los que toreó encajado y en redondo, despertando los olés y el pasodoble. Si por el izquierdo la embestida era de cierta nota, al probar el derecho pudimos ver humillación y codicia, dejando la cara colocada para el siguiente, aunque exigiendo estar muy bien colocado, pues el viaje es corto y se revuelve buscando en tanto se le anda al hilo. Tras unos toreros doblones lo cuadró y lo pinchó arriba tirándose derecho, matando a continuación de buena estocada, siendo su labor premiada con un trofeo, despidiendo también el coso con una ovación unánime al bravo y encastado.
En tercer lugar hizo aparición Trovoado, negro listón de capa, que salió con pies y repitió saliendo algo suelto dr los buenos lances de capa de Rubén Pinar. Tomó un primer puyazo caído al salir el caballo, acudiendo suelto y sin estar el caballo en la contraquerencia. Tras ser fijado para la segunda vara, acudió pronto entre miradas hacia los capotes, cumplió y salió suelto. En un tercer y cuarto encuentro su comportamiento fue similar, cumpliendo y con prontitud. Llegó a banderillas algo distraído, esperando a los rehileteros y midiendo. Rubén Pinar inició su faena al hilo de tablas, saliendo a los medios para ligar con limpieza y buen concepto varias tandas por el derecho, pitón por el que con codicia sigue humillando el astado la muleta. Tras probar el izquierdo, por el que es algo rebrincado, regresa al derecho, continua manteniendo la ligazón, aunque algo mecanizado. Faena larga, regresando al izquierdo, bien cruzado pero despidiendo a fuera los muletazos, antes de tirarse a matar de una estocada corta perpendicular tras un pinchazo, teniendo que descabellar. Buen toro este Trovoado, de nota en varas y con un buen pitón derecho en la muleta, sin ser malo el izquierdo. Fue aplaudido en el arrastre, mientras que el albaceteño saludó una ovación.
Peletero lució por nombre el cuarto, negro de capa y sin mucha aparatosidad por delante. Salió suelto de los lances en los primeros compases y empujó con riñones, fijeza y poder en un primer puyazo trasero. Costó sacarlo del peto para colocarlo de largo a un segundo encuentro al que fue sin apenas provocarlo, siendo bien picado y cumpliendo el burel, que fue puesto de largo, practicamente de punta a punta para enseñarlo una tercera, a la que no quiso acudir, cambiándose el tercio. Llegó a banderillas aquerenciado a los adentros, esperando y midiendo a los de las frías, echando la cara alta al cuadrar. Muy aplomado en la muleta, además tratando de hacerle las cosas donde no quería estar, en los medios, lo cual acentuó más lo agarrado al piso que se mostró. Insistente ante un astado que no tuvo sino aplomo y falta de fuerzas y de casta. Petardo con la espada del madrileño, cuarteando hasta en cuatro ocasiones pinchando en bajo para agarrar media atravesada. Pitos para el animal, manso, descastado y flojo; silenciado el diestro.
En quinto lugar correspondió Camarito, negro de capa y sin mucha cara, aunque bien cuajado. Se paró tras un vistoso recibo de capa del extremeño, antes de pelear con poder, romaneando metiendo riñones en un buen primer puyazo al que acudió pronto y del que costó sacarlo. Fue colocado de largo, más allá de los medios para un segundo encuentro al que acudió en tanto la montura se cruzó con él, cumpliendo con la cara abajo y fijo en el peto, en un puyazo en el que no se le pegó. Se cambió el tercio sin enseñarlo en un tercer encuentro, llegando el animal a banderillas con prontitud y trasmisión, viéndose un buen par en la cara, de modo que saludó una ovación el de plata. Inició de Justo su faena por bajo en tablas, saiendo a los medios, donde con distancia y buen concepto quiso tirar por bajo de la embestida, humilladora y codiciosa que por momentos enganchó las telas, mientras que en la segunda tanda se apretó templado y mandando. Con la zurda trató de enroscarse una embestida muy humilladora pero con poco recorrido, agradando a la afición por su concepto a la hora de cargar la suerte y bajar la mano. Puso fin a su obra el cacereño con varios naturales enfrontilado, rematando con una trincherilla justo antes de entrar a matar, muy derecho en la rectitud de la suerte pero cayendo caído el acero, defecto este que debió sostener la concesión de oreja en el palco. El astado fue ovacionado en el arrastre, por su condición en la muleta y su buena pelea en varas, aunque faltó verlo una vez más.
En sexto lugar se jugó Peluquero, castaño oscuro albardado de capa, caribello por su pelo más claro en la testuz, que fue ovacionado de salida por su estampa y brío al rematar en tablas con los pies que salió, barbeando además las tablas. Vivimos de nuevo un gran tercio de varas, tres encuentros en los que se arrancó de más allá de los medios con todo, con mucho brío y acometividad, empujando además con riñones en los tres puyazos, bien colocados tras torearlo de frente a caballo, sonando la música al marcharse el varilarguero, con parte del público en pie. En tanto que el astado localizaba la cabalgadura, bastaba con cruzarse y citarlo para que se viniese como un tiro. Llegó a banderillas esperando y midiendo, resolviendo bien la cuadrilla, mientras que en la faena de muleta buscó por el derecho, quedándose algo corto y sin terminar de humillar, una embestida que Pinar logró aprovechar ligando en algunos destellos, más bien escasos. Por el izquierdo tampoco termina de humillar y se queda corto, optando el albaceteño por pelearse con él sobre las piernas y sin llegar a descolgarlo, pues prácticamente se limitó a tratar de darle pases pero sin asentar las zapatillas, se dispuso a entrar a matar. El burel no humilló al toque y tras tres pinchazos lo despachó de estocada caída, teniendo que descabellar. Palmas en el arrastre para este sexto, que mostró gran nota en varas, fue encastado y no lo puso fácil en la muleta, aunque fue a menos. Silenciado el espada.
Al finalizar el festejo y sin haberse acordado el de luces del mayoral en la celebración de su triunfo, lo mismo que con los picadores en las vueltas al ruedo de Emilio de Justo, el mayoral saludó una merecida ovación desde el tercio, premio a los 18 puyazos que recibió y en los que empujó la corrida.
Rubén Sánchez.
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