lunes, 8 de noviembre de 2010

Morante de la Puebla, controversias

Lunablanca, desde Valencia:
Se torea como se es, dijo Juan Belmonte y también dicen que cuando ves a un torero sabes que lo es, aunque no vista de luces, aunque nunca hayas visto una corrida ni te gusten los toros, lo sabes. Porque ser torero es mucho más que ponerse delante de un toro, es un modo de ser, de vivir, de pensar, de sentir. Torería. Esa es la palabra. O la tienes o no la tienes. Es una cualidad con la que se nace, es algo que a uno le sale de muy adentro, algo que todos podemos apreciar pero que muy pocos tienen. Morante de la Puebla es uno de los privilegiados, tocados con esa varita mágica, guarda con celo ese secreto tan bello como indescifrable. Porque él nació torero y las musas lo cuidan ocultas en la marisma del Guadalquivir. Porque necesita torear, porque para él es algo tan natural como respirar, porque se siente y lo sentimos, lo vemos en el modo de hundir los pies en la arena o en el modo de doblar el capote. Ese capote que es una caricia, un suspiro de luna, que te embruja, te envuelve y te atrapa como se envuelve en una chicuelina de ensueño cuando su capote es por unos instantes una segunda piel, es un abrazo sentido la caricia de la seda que se transforma al mandato de sus muñecas, al compás del alma. Porque muestra su alma en lances desgarrados, suenan sus latidos que se funden con los olés, se rompe y te atraviesa como un puñal de hielo y fuego, se vacía y derrama sus lágrimas que son gotas de rocío, esencia del Guadalquivir que hace renacer el toreo una tarde de mayo. Porque Morante es el toreo puro, el toreo de verdad porque Morante es un torero que duele en lo más hondo. Porque Morante es el arte que surge de la inspiración del genio, del arrebato del artista. Porque Morante respira torería. Porque Morante es simplemente torero. Porque Morante es simplemente Morante.
Foto Burladero.com
Cartujanillo, aficionado de Madrid:

La realidad es esa, pero cuando ocurre...la otra cara es mas sencilla: Morante ha querido engañarse a sí mismo queriendo pensar que con la camada de Jp. Domecq y sucedaneos, eludiendo citas importantes y sin dar la cara todo lo que este torero a demostrado que sabe, iba a hacer una campaña regular y rotunda. Entre los cambios para que todo ese duende salga a relucir: Cambiar de apoderado, de ideas(como la apatía por ejemplo bilbaina) y sobre todo de ganado. ¿para cuándo otra feliz idea como el mano a mano de Sevilla? No solo de quites vive el hombre.

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