sábado, 11 de febrero de 2012

Juan Valderrama en Alcorcón, un recital para todos los gustos.



Para todos los gustos, y para el gusto de todos, Valderrama en Alcorcón ofreció un caramelo para cada segmento de su público, desde sus nuevas tendencias aflamencadas, hasta el flamenco más cabal, pasando por los éxitos de su padre; tal y como digo, del gusto de todos.

Un artista muy entregado, que interconectó con el público de maravilla, y que no se quiso marchar hasta que después de dos horas de cante y de canciones, dejo a todos contentos. Para ir abriendo apetito, arrancó con esos temas aflamencados de su último disco, Sonidos Blancos. Tributó un recuerdo al Maestro Morente, con esos tangos flamencos que dedicados están a él en su disco, igualmente lo quiso hacer también "al mejor artista que ha conocido, que no hace falta decir quien es", y que estuvo presente toda la velada entre nosotros, pues fue un recuerdo continuo, homenaje eterno, nostalgias pero también futuro, "canción para mi padre" me emocionó.

A sus espaldas dos grandes guitarras flamencas, Rubén y Daniel, también lo acompañaban un pianista y un percusionista, pero como toda buena base flamenca, las guitarras marcan el compás. Tras varias canciones, de su disco y de otros, como "Quererte" o "Quien me lo iba a decir", de anterior trabajo, llegó un momento de intimidad e improvisación, pues antes de empezar su personal tributo a Lola Flores con "Pena penita pena" se le ocurrió deleitarnos con unos cantes que a Don Juan se le ocurrieron la noche que se enteró de que Lola se marchaba. Le dijeron que se pusiera el sombrero, pero "eso se fue con él" ¡Que bonito, cuanta admiración y respeto!preciosa también "Guitarra mía", dificilisima esta canción en los remates de su padre.


Llegaba el momento de los cabales, para empezar, había que enlazar la canción "Mala Hierba" con su base, una farruca, y tras explicar al personal, su origen gallego, y su actual situación como cante "para detrás", es decir, para bailar, nos dejó por derecho una farruca, y a su final arrancó a los músicos para la canción. Un descansito, para acoplar la voz a los jipíos flamencos, se lo dieron sus dos guitarras, que interpretaron con gran intensidad. Un poquito de agua con limón, de la que siempre llevan los jilgueros, y se sentó a abrir con una milonga personal de su padre, de gran flamencura, al igual que la granaína y la media granaína de Vallejo, de gran dificultad esta última, y que interpretó con gran entrega. La variedad y el conocimiento, llegaron de aquella composición de su padre, Cuatro Puntales, en la que entre recitado y recitado se esconden estilos como la cabal de Silverio Franconetti, estilo de siguiriya, después por soleá y que finaliza por fandangos, con gran elegancia. Demostró su compás y capacidad para el cante, al ponernos los pelos de punta metiendo por bulerias "Mi Salamanca" de Farina, con un público que bramaba los olés. Desde aquí esperamos ya el hueco que merece en los festivales de flamenco importantes, el flamenco no puede perderse un artista con tal legado, conocimientos y capacidad de facultades.

Con torería, recogió la ovación, e hizo a la sala un pequeño examen sobre las canciones de su padre, y digo pequeño, porque mas de uno, y yo, y no es por vanidad, pero hubiese aprobado uno más complicado...Daba gusto contemplar como todo el teatro coreaba con fuerza "su primera comunión" y "de polizón", dos boleros flamencos preciosos, tampoco hubiesen suspendido con "Madre Hermosa", "pena de juan y josé" o "Pena Mora". Ya estaba el recital tocando a su fin, pero de alli nadie se iba sin escuchar "El emigrante" y tras pedir esa intimidad necesaria, bajando la intensidad de la luz, se entregó con el exitoso bolero flamenco. Ya nos podíamos marchar, pero no nos dejó ir en ese momento de entrega, hasta tras agradecernos, cantar fenomenalmente y muy espontáneo un fandango dedicado a la ciudad de Alcorón y sus mujeres. Un lujo

Valderrama lleva ya diez años en el cante, "estoy echo un carrocilla", decía..."la primera vez vi los focos y me quedé como una liebre en la carretera, con los ojos pa fuera, ahora ya te acostumbras, pero las mariposillas son las mismas". Esperemos que siga cosechando éxito, "llevando como se tiene que llevar, con la responsabilidad y el peso que tiene el apellido Valderrama" tal como aseveró, y suerte para hoy en Valencia.



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