...Con las frías vimos a un sensacional Ángel Otero, que tras un buen primer par dejó lo más vibrante y meritorio de la tarde... |
Con más de tres cuartos de entrada, en una ocupación de tendidos propia a lo recordado en ferias pasadas y con una tarde fresca pero no desagradable, se ha lidiado una corrida de El Pilar desigual de presentación y mansa, blanda y descastada en líneas generales de El Pilar. Diego Urdiales se mostró dispuesto y dejó algunos pasajes ante el primer; vimos a un David Mora limitado físicamente, sin poder llegar a cargar su peso sobre la pierna en la que tuvo la grave cornada, siéndole a su vez dificil el correr para atrás a la hora del recibo y de llevar el toro al caballo. Y esto lógicamente esto le afectó mentalmente, a su actitud y voluntad a la hora de confiarse. José Garrido dejó sabor de querer ser, no perdonando en quites y tratando de lucirse con el capote, pero en la muleta sacó por momentos su cara más ventajista y su encimismo, apareciendo como destellos únicamente su faceta de cargar la suerte y llevar los muletazos hasta el final, dando el paso adelante para enlazar el siguiente, como se le pudo ver en su etapa novilleril.
Rompió plaza Sospetillo, un colorado muy del tipo de su sangre Aldeanueva que salió rematando en tablas, parándose enseguida para buscar terrenos del sol. Tuvo Urdiales que recibirlo con el toro parado, instrumentando los lances uno a uno, de los que salía suelto y distraído. Tomó una primera vara al relance, trasera y caída, que fue rectificada y en la que cumplió el astado buscando salida, apretando hacia afuera. Salió del peto blandeando y Urdiales se dispuso a hacer un templado quite a la verónica en el que se le coló varias veces por el pitón derecho al intentar dar una segunda media. Lo dejó en suerte con una revolera y detalles de torería, pero el animal repuso y le hizo hilo, desarmándole y teniendo un buen susto el riojano en la hazaña. Le pegaron lo justito en la segunda entrada, puyazo caído del que salió suelto. En la brega mostró una embestida complicada, colándose por ambos pitones, dificultades que su lidiador El Víctor no supo resolver. El colorado buscó las tablas, apretando hacia ellas haciendo hilo y aquerenciándose en dicho terreno, costando sacarlo de los adentros. Inició el arnedano su faena pasándolo por bajo, sacando al tercio a una bronca embestida que cabeceaba. Consiguió firme y con la diestra trazar muletazos redondos hasta rematar detrás de la cadera en unos pasajes que fueron de lo más destacado del festejo, tuvo además temple su labor, no permitiendo que el cabeceo tropezase las telas, la mejor fue la segunda tanda, muy mandona e imprimiendo gusto, hasta que el viento le estropeó este detalle en la siguiente. Al natural fue a mejor, ajustándose un poco más en cada sucesivo muletazo, rematando por último por bajo, con un trincherazo. Pinchó en bajo sin cruzar, sonó el primer aviso y despachó de estocada contraria, pegando al sentir el acero un fuerte arreón el del Pilar, teniendo el diestro que soltar engaño y correr al olivo. Estuvo mal con el descabello, siendo su labor silenciada mientras que este manso a arreones, bajo de casta y con cierto peligro sordo fue pitado en el arrastre.
Carapuerco segundo traía por nombre el segundo, que fue protestado de salida por faltarle algo de cuajo y quizá seriedad por delante. Desde primer momento su afán fue saltar la barrera buscando escapar del redondel, pero no tuvo el empuje de riñones necesario para ello en los varios intentos que protagonizó, despertando la atención del público, que lo vivió vibrante. Salió suelto de los lances, tomando una primera en la que se le tapó acertadamente la salida y en la que buscándola tiró de riñones el mansete, llevando la cabalgadura hasta más allá de las rayas en su empuje. La segunda fue trasera y se le dio poco, saliendo suelto como era natural. A José Garrido le tocó correr tras el en su quite por chicuelinas, llegando el animal a banderillas tardeando pero humillando por el izquierdo, aunque colándose por el derecho. Con las frías vimos a un sensacional Ángel Otero, que tras un buen primer par dejó lo más vibrante y meritorio de la tarde con su segundo par. Estando el toro muy cerrado en las rayas, confió apostando en que se arrancaría con todo; si le llega a esperar le hubiese sido muy difícil ganarle la acción y salir mientras apretase a tablas en tan poco espacio. No se equivocó, y ojo como le citó de poder a poder, esperando a que se arrancase el toro antes de empezar a cuartear, ojo a como ganó el terreno con el arreón que pegó hacia él y la manera en que cortaba; y encima cuadró en la misma cara, se asomó y clavó sacándolas de abajo. Un señor par, me puso en pie Ángel Otero, si señor, torero. Inició faena el diestro toledano pasándolo por bajo, pero el toro se le va rajado, por lo que tras intentarlo y en vista de un público que solicitaba que abreviase, agarró pinchazo hondo tras en pinchar en bajo y descabelló. Pitos al manso rajado y silencio.
Remató en tablas el tercero, de nombre Jacobero, que salió suelto de los lances aunque humillando. Buen recibo genuflexo por parte de José Garrido, con el toro ya un punto parado, midiendo incluso antes de arrancarse y revolviéndose en poco terreno. Vara fuerte trasera y caida en primer lugar, de la que sale suelto y blandeando. Segunda vara tardeó aun de cerca, recibiendo un puyazo trasero fuerte, cosa que no se entendió con lo justo de fuerza que estaba. En garapullos se agarró al piso, actuando con eficacia los miembros de la cuadrilla. Inicia faena el extremeño pasándolo por bajo, luego le pegó un tirón en el tercio llevándolo hacia el 1. A partir de ahí se puso a pegar derechazos descargando la suerte, hasta que se desplomó el inválido. Se dobló con él tras intentarlo por el izquierdo y mató de bajonazo. Manso inválido y soso, fue pitado. Silencio para el pacense.
En cuarto lugar hizo aparición Carapuerco -este el primero-, no en vano al llevarle algo más un año al anterior es posible que además de compartir reata, sea hijo de la misma madre que el lidiado en segundo lugar, siendo aquel del parto anterior a este. Salió con pies, echando las manos por delante, evidenciando flojera pero revonviéndose. En varas tomó un primer puyazo trasero, algo caido; mientras que en la segunda entrada tomó un picotazo en el que no se emplea, del que salió repuchado y desentendido. En el segundo tercio la brega transcurrió levantando el capote, evitando que doblase las manos, con una embestida muy sosa, carente de codicia. Inició faena Urdiales y se le caía por momentos, muy complicado que trasmitiese. Abrevia, pues el publico así lo pide. Estocada desprendida tendida saliéndose. Pitos al invalido. Silencio
Huracán, el mejor de la tarde. |
Cerró tarde Mira-bajo, abanto en los primeros compases, saliendo suelto de los lances, buscando además las tablas. José Garrido lo recogió arrebatado por delantales y remató con una media de rodillas, llegando a los tendidos. Estando ya prácticamente a punto de ser dejado en suerte en contraquerencia, el morito pega un arreón hacia el caballo que guardaba la puerta, donde recibió un puyazo caído y trasero, siéndole además tapada la salida, en una vara de la que salió aplomado. Ya en contraquerencia se repuchó de la segunda vara, saliendo desentendio. Un templado Urdiales se dispuso al quite, en esta ocasión a la verónica, quedando el astado muy aplomado y tardo, con las fuerzas medidas y algo distraído frente a los rehileteros. La faena la inició el extremeño con la mano derecha, ligando varios muletazos, siguiendo en esa linea, algo mejor al cargar la suerte, en lances en los que el animal repone, apretando si es hacia los adentros, motivo por el que posiblemente se empeñó el joven espada en sacarlo de su querencia, hacia los medios; terreno que le pesó bastante al mansito y donde le cuesta más embestir. La faena continuó al natural, acortando distancias ante el tardeo y muy mal colocado, abusando además del cite con el pico, muleta retrasada y despegada del cuerpo para tratar de encaminar el medio muletazo que apenas si tiene el cornúpeta. Regresó al derecho y tiró de arrimón, ahora que el toro ya había dado lo poco que tenia, quizá pudo ser algo más en su querencia. Pasaportó de una estocada baja, de rápido efecto, siendo silenciado este manso descastado y a menos, al igual que la labor del coletudo.
Rubén Sánchez.
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