miércoles, 2 de junio de 2010

"El que apunta y no dispara"


Curro Díaz una vez más, aunque esta, acercándose más a su blanco, apuntó maneras, pero no llegó a disparar. Hubo verticalidad, pero no mano izquierda; hubo colocación, pero también pases sucios...la cosa iba con objetivo de que en Madrid se saborease la tauromaquia personal de Curro, con esos medios pases ceñidos, con la muleta retrasada, la figura derecha y la utilización del pico en los cites, pero sin afán ventajista. Aquellos que le propiciaron una oreja al inicio del serial. Ayer no llegarón a consumarse, y a aquel buen tercero de la tarde, dónde se quiso hacer bien desde el principio, tanto a las cabalgaduras, agarrando delantero, como a los rehiletes donde sacó su faceta mas personal y torera "Montoliú". A pesar de que no se llegase a afinar puntería con la de verdad, disposición por hacerlo bien si había, puesto que tras pinchar vino una estocada señora en la yema, con desarme todo sea dicho, pero por atracarse de toro. Hay que disparar, Curro.

Junto a los detalles toreros de Juan Mora, que también lo quiso hacer, esto y lo anterior fueron lo mejor de una tarde donde el descafeinado habitual parecía tomar otro sabor distinto, mejorando sin llegar del todo a hacerlo. De ello se encargarón varios ejemplares muy aprovechables de El Vellosino, que al ser cinqueños a excepción del primero, dieron un juego interesante. Genial también por la valentía no remunerada y la buena profesionalidad y arrojo con la que los monosabios se dejaron ver tras un caballo desarmado y en peligro.
La tarde siguió con su sabor amargo de manos de Javier Conde, que en nada se pareció ni quiso parecer a ese Juan Mora que se llevaba la de acero tras estar hecho un tío con el capote, aunque luego marrara lléndose a descabellar sin motivo. Aquel otro señor, de quién no sabemos, fue la genial idea de anunciarle, se dedicó a desaprovechar embestidas, a permitir la masacre en varas, y a dejar bajo el fango el nombre oficial de su profesión, a la que tanto deshonró con esas formas de fulminar cobardemente a sus más que oponentes, buenos colaboradores como el quinto. ¿para cuándo más cinqueños, y sobre todo, para cuándo carteles que no se emborronen de esta manera? Pues para cuando tengamos asegurado el cese a Taurodelta y una solución sobre la mesa para darle a La Fiesta el giro que se merece este crecimiento, que está apunto de arrancar las raíces.

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