lunes, 20 de abril de 2015

Así se viene a Madrid. Roca Rey deslumbra en su debut



En tarde de temperatura agradable y con un cuarto de entrada, se han lidiado cinco novillos de La Ventana del Puerto, parejos de presentación, cuajados aunque sin exageraciones por delante y entre los que abundó la mansedumbre, sosería y faltó entrega, como el 2º que además midió y sorprendió, el 5º noblote y sin fuerzas. Otros sacaron complicaciones como el 1º, el 3º, que pese a su nobleza y claridad, se defendió y el 4º, que además exigió por su casta y buen pitón derecho, fue ovacionado. El 6ºbis fue de José María López, agalgado de presentación, encastado y con chispa.

Componían la terna Tomás Angulo (ovación y vuelta por su cuenta muy protestada), David de Miranda (ovación y palmas) y Andrés Roca Rey (oreja con división y oreja tras aviso) puso todo durante toda la tarde, muy en novillero, mostrando variedad capotera en quites y un concepto firme, cargando la suerte. Se agradece ver a un novillero debutante con esa disposición, ganas y arrojo, que además muestre un buen concepto y buenas condiciones técnicas, imprimiendo personalidad pese a faltarle oficio. He de añadir que este novillero ya me dejó buen sabor de boca el año pasado con una novillada de José Escolar en Collado Mediano, (les enlazo a la crónica) tenía ganas de volver a verle, por lo que la sorpresa no ha sido tan grande, aunque siempre deslumbra porque Madrid es una plaza que no tiene nada que ver con las demás. Cruzó la Puerta de Madrid en un premio algo excesivo por la colocación de su primera estocada, aunque no debemos olvidar que no debemos exigirle como a un matador con oficio. Fue conducido a hombros a la enfermería, donde fue intervenido de tres cornadas.

 Manuel Quinta agarró un buen puyazo delantero 


Abrió plaza Sombreto, que hizo su salida abanto, distraído. Manuel Quinta agarró un buen puyazo delantero del que salió suelto. Unas chicuelinas al paso un tanto desordenadas y de tosca ejecución rematadas con media de rodillas por parte del extremeño compusieron su quite, antes de ponerlo en suerte. Tardeó y se marchó de contraquerencia pese al buen hacer del piquero moviendo el caballo; aunque finalmente lograron meterlo, pero no que pelease, pues volvió a marcharse suelto sin emplearse. David de Miranda no perdonó su quite, buen detalle de competencia por parte de los novilleros pese a no ir muy sobradas la mayor parte de las reses. Rebrincado y gazapón ante los de plata, llegó a la muleta con brusquedad en sus embestidas, quedándose corto por el izquierdo y cabeceando por el derecho, con sus complicaciones. Tomás Angulo inició con la diestra, saliéndose a los medios, llegando a lograr encadenar una tanda en redondo, aunque al hilo del pitón. Tiró de muleta retrasada al natural, pero el morito se le coló y le volteó fuertemente. Asentado, remata por bajo con el novillo ya aplomado, que nunca llegó ni a entregarse ni a rajarse, despachándolo con buena estocada en la suerte natural.

Manso complicado sin entrega.



También salió frío el segundo, bien David de Miranda recogiéndolo por bajo, aunque algo tosco en su manejo de los vuelos para el remate de media y revolera. Se dejo pegar y salió suelto Resistemucho, en una entrada en la el picador no logró meter las cuerdas. Pese a tener más fijeza que el anterior, se durmió sobre un pitón en un segundo puyazo caído del que también se marchó suelto. Tenía eso sí, la virtud de la prontitud y Roca Rey dejó su carnet de presentación ejecutando con verticalidad y firmeza su fino y variado manejo de las telas en un quite por gaoneras, al que con algo menos asiento replicó el de Trigueros por saltilleras. En banderillas midió y sorprendió, frenándose y no acometiendo con franqueza, sin ir con todo. En los medios le hizo lo mismo al onubense, que le citó en los medios para iniciar con ayudados por alto, y a mitad de acometida el morlaco se frenó, aguantando con valor el diestro, que tocó de nuevo y remató por bajo el ramillete de ajustados ayudados. Continuó con la diestra, sin llegar a acoplarse a una embestida algo gazapona y que poco a poco se fue orientando, mientras que al natural sacó los muletazos uno a uno, pero sin limpieza. Por bernadinas se decició a finalizar, y en la ultima, el animal que ya le tenía situado, le desarmó de un brinco hacia él. Lo cazó de estocada baja, perdiendo la muleta en la suerte contraria.

Manso, gazapón que se orientó sin entregarse.



Resistente no llegó a rematar en tablas en sus varias vueltas de reconocimiento que dio al ruedo en su salida. El peruano Andrés Roca Rey se quiso estirar de capa pero tuvo a bien recogerlo con las telas por bajo, dejándolo muy torero en suerte. Salió el burel suelto, huido de la primera entrada, para quedarse fijo cumpliendo en la segunda, en dos puyazos caídos en los que apenas se señaló. En banderillas mostró fijeza y embestida clara, noble, el debutante no dudó en citar desde los medios para iniciar su faena con dos cambiados por la espalda, continuando llevándolo muy largo por el derecho, con mucha entrega y disposición, mostrando además un buen concepto de zapatillas mirando a los pitones, perfil o medio pecho pero con el peso en la pierna de salida, que además dejaba adelantada. Por el izquierdo el recorrido era escaso, y optó por arrimarse, logrando tirar de él con la muleta retrasada, sin librarse de una fuerte voltereta, tras la que continuó por el derecho, poniendo todo pese a lo rebrincado y el hachazo que empezaba a tirar ya el novillo en el medio muletazo que tenía y que hasta el momento había logrado aprovechar, poniendo de su parte y consiguiendo que su labor llegase a los tendidos. Tras rematar con manoletinas, mató de estocada que quedó caída, pero cuya ejecución fue en la rectitud.

Manso noble que se defendió en cuanto se le pudo.



Niñoso sorprendio con un fuerte arreón a Tomás Angulo, que lo citaba desde los tableros opuestos de la plaza, y con cabeza aunque sin depuración en su técnica fue enseñando a embestir y fijando sus acometidas por bajo. En el caballo se durmió, dejándose pegar tanto en terrenos del 1 donde le fue tapada  la salida como en contraquerencia, no se empleó. Le hicieron dos quites por gaoneras, encimistas y enganchadas, mientras que ante los rehileteros hizo hilo, sorprendiendo en algún arreón. Inició el de Llerena por el derecho, llevándolo largo, en el único momento de su trasteo en el que dio tiempos al novillo y le funcionó la cabeza en su planteamiento. Una vez le sorprendió al disponerse a torear al natural, se amontonó, pues el recorrido era menor, y desde entonces el animal paseó al diestro por diferentes terrenos, no le dió tiempos y además acortó distancias, ahogándolo, desaprovechándose su buena condición humilladora y codiciosa, aunque encastada y exigiendo mucho oficio de su pitón derecho. Tan solo hubo algún detalle aislado y remató con manoletinas, matando de estocada baja, perdiendo la muleta y teniendo que como en su anterior adversario corretear para atrás al estilo de algunos matadores banderilleros, en vez de mantener su defensa, la muleta que salió en ambos trastabillada. Si de por si salir al tercio entre la protesta a saludar las palmas del paisanaje, era de echarle cara, cuando se dispuso a dar la vuelta al ruedo dejó clara su actitud pasota sin importarle la valoración del público. Ya son ganas de quedar mal por parte de quien ya conoce la plaza y ha paseado una oreja, en vez de taparse y saludar desde dentro a los vecinos, provocar el enfado de los aficionados.

Manso, exigente, humillador y codicioso por el derecho. Ovacionado en el arrastre.

tumbo espectacular


Hacía quinto Huracán, al que también enseñó David de Miranda a embestir, lidiándolo por bajo. Derribó en un tumbo espectacular en su primera entrada, agotando todas sus fuerzas en el empeño, pues a la vez que caían jaco y montado, se desplomaba también el burraquito. Además se empleó en un segundo puyazo, en el que le fue tapada la salida, el animal había engañado a todos, que se equivocaron alarmándose ante su poder en la primera vara, dejándolo después prácticamente tambaleándose para el resto de la lidia. Tuvo el huelvano que amonestar a Roca rey, que en su quite por gaoneras hizo perder las manos al astado, llegó con una embestida sosa, que va y viene cogida con alfileres en banderillas, ante la pasividad del palco, que lo mantuvo pese a su evidente flojedad, en unas acometidas que además trasmitían aún menos por lo noblote y soso. No pudo lucir el de Trigueros su concepto de verticalidad y quietud ante la poca importancia que el morlaco daba a su hacer. Lo mató de estocada baja.

Descastado, flojo y noblón.

negro entrepelado, agalgado y fino


Caralinda fue devuelto al descordarse, pues citaron por ambos lados al tiempo. En su lugar salió Mayoral, de José María López (conocido como El Cabra, un ganadero de la zona de Almoguera, en Guadalajara, conocido en la comarca por los festejos populares), negro entrepelado, agalgado y fino que salió con pies, repitiendo en un buen recibo capotero, en el que tras enseñarle los caminos, le fue ganando terreno hacia los medios, rematando con recorte soltando una de las puntas del capote. Bien colocado en suerte para una primera vara en la que cabeceó. Fue después colocado más en corto para una segunda vara de la que se marchó desentendido, para tomar los vuelos de Toomás Angulo, enganchándole el capote, volviendo a los lances del peruano para un quite variado, con disposición y arrojo. Abusó el lidiador de dar capa para colocar ante los garapulleros, destacando el buen par en la cara de Ernesto Caballero. La faena inició en tablas, pasándoselo cambiándole el viaje por la espalda y ligando una serie por el derecho, para después continuar en los medios, donde el novillo se coló, pero no dudó y continuó enganchándolo con la muleta retrasada, llevándolo con mando y templandolo, pero al rematar en el de pecho, por el izquierdo, se quedó corto y tiró la cara alta, echándose a los lomos al joven espada. Se espabiló pese a la fea caída en la que se le dobló el cuello, y continuó intercalando molinetes con su buen concepto de suerte cargada y pierna de salida adelantada, sin dejar de sobreponerse al natural, pitón por el que entre cabeceo y brincos supo tirar de él enganchándolo alante, sacando algún natural en una serie meritoria ante el poco recorrido del astado. Continuó con limpieza en los muletazos, pero el burel ya se revolvía un tanto orientado, no en vano ya había echo presa. Roca Rey abandonó el estoque de ayuda y al natural pegó una tanda por el derecho, aunque una vez se decidió tras este remate a cuadrarlo, el novillo le sorprendió, enganchándole por la entrepierna y teniéndolo en vilo sobre el pitón durante varios segundos. Se tiró derecho a la suerte suprema, dejando media estocada arriba, algo tendida, y tras la muerte encastada del novillo, se pidió la oreja con fuerza, que fue concedida saliendo a hombros el debutante, el cual tras atravesar la Puerta de Madrid, fue llevado a hombros a la enfermería, donde fue intervenido de tres cornadas y multiples heridas y contusiones.

 Encastado, con chispa y movilidad. Fue aplaudido.



Una pena que no quede ningún puesto libre para poder ver a Roca Rey en San Isidro.

Rubén Sánchez.

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