viernes, 23 de abril de 2010

sinfonía, silencio y solera (S e v i l l a)



En tres palabras se sintetizan gran parte de los sentimientos que se pueden vivir en la ciudad maestrante, vayamos púes al porqué:

Sinfonía porque una banda como la del Maestro Tejera (auténtica orquesta sinfónica) no la he encontrado en ninguna otra plaza; es impresionante escuchar como rompen los pasodobles, además de con gran variación, y con buen criterio al hacerlos sonar dándole importancia y grandeza a lo acontecido en ese albero...un conjunto musical único y y con acierto al tocar...¡casi ná!

Pero no sería posible haber hablado así sobre la orquesta de no ser por la excelente acústica que tiene el Baratillo dentro de ese característico y cerrado silencio que permite que en una localidad de la "grada" se sienta el respirar de los morlacos, los cencerros de los bueyes que traginan por corrales y por supuesto tener la sensación de estar en una tienta, que es el zenit de la tauromaquia si la basamos como yo hago, en representar ante un gran público las faenas de campo, a excepción de cuando levanta el Maestro su batuta y a pesar de tenerles a mas de 50 metros es como si estuvieses al lado, se puede comparar con esos minutos de silencio venteños donde se escuchan los cascabeles de las mulillas, pero la Maestranza es así todo el festejo.

¿de qué nos serviría haber hablado de todo esto si luego el marco no fuese el que es?
Si, verán, me refiero a que sí el recinto maestrante fuese una plaza cubierta de nueva construcción rodeada de una urbanización de adosados, podríamos tener una afición tan respetuosa y entendida como la sevillana, podríamos llevarnos a la banda de Tejera tarde sí y tarde también...pero, aunque ambas cosas sean indispensables para crear un conjunto inigualable como es disfrutar allí de la Fiesta, sin un marco como Sevilla y su plaza no sería posible, por motivos como el duende de sus calles, la joya arquitectónica que es el coso, su albero, su puerta del Príncipe, su palco real, su enrejado exterior, su imperfección geométrica-la irregularidad que ha de tener cualquier obra de arte; intentar rozar la inalcanzable perfección-...en resumen lo que viene a ser la solera. Se trata de algo fundamental para dejar claros los valores de nuestra fiesta, y es que dejando aparte lo acontecido durante la lidia (sin restarle ninguna importancia ya que es lo que propicia lo demás) quien entra a ver toros allí se encuentra en un recinto histórico, patrimonio de la arquitectura lo cúal ratifica al Arte de Cúchares dentro del ámbito cultural, donde ha de estar. Y si encima de esto vemos varios toros de cierta nota de El Pilar...sólo faltó verlos torear. Y mientras, en Madrid, os robaron una novillada, a ver quién se la paga a los abonados de temporada, dirán que para junio, pero es la mejor manera para no tener que confeccionar un cartel de un domingo temporero. Qué diferencia tras pensar en el chaparrón que cayó en Sevilla al mediodía y que no dejo descansar hasta casi las 5 de la tarde, pero como en todo, Don dinero, el excemo, manda.

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