Sin entrar en demasiados detalles, me gustaría hacer algunas
consideraciones sobre la tarde relumbrón o tarde de figuras programada por la
incalificable empresa Taurodelta para la inmediata Feria de Otoño madrileña. No
es un mal agüero, ni mucho menos, sólo un breve análisis.
Con la intuición que esta vez no habrá escándalos mañaneros,
ni idas y venidas de camiones de ganado, merced a ese volumen aparatoso y
destartalado que lucen las reses del Puerto, espero que los bureles derrochen
casta como se ha visto tantas veces en estas últimas temporadas, aunque tengo
presente algún borrón como en el Otoño pasado, con un pésimo encierro fuera de
tipo descaradamente.
Abre cartel Manuel Jesús “El Cid”, antaño capitán general de
la Plaza de Madrid. No se recuerda la última vez que convenció a la parroquia
las veces que se ha enfrentado a toros de casta, en Madrid y en otras plazas
importantes. Por oportunidades no ha sido, pues ya se sabe la suerte que “El
Cid” tiene en los sorteos. El coso de Madrid aún no ha dictado sentencia
condenatoria gracias a los galones que comentaba, no obstante, si continúa en
esa dinámica las silbas no tardarán en llegar, la memoria y la paciencia del
aficionado madrileño es frágil y caprichosa. Todo depende del espada…
Hablemos de Castella. En San Isidro estoqueó uno de los
mejores toros de la Feria en el último tercio, de embestida larga y muy
codiciosa; Arrestado, de Alcurrucén. El pueblo pidió una oreja pero el toro era
para comprar varias fanegas de tierra fértil, un cortijo y hasta una punta de
vacas. Sólo cinco días antes, el señor Muñoz-Infante, contagiado por el
triunfalismo de verbena, tuvo a bien otorgar una oreja de un caracol de Juan
Pedro, después de una paupérrima petición. Bajo una atronadora y mayoritaria
bronca, Castella paseo el apéndice con parsimonia por el anillo venteño,
esbozando una sonrisa. He ahí el respeto por la afición de Madrid y la
vergüenza torera de las “figuras” modernas.
Cierra el cartel estrella de Taurodelta el extremeño Perera.
Desde aquella heroica encerrona otoñal de la temporada 2008, desgraciadamente,
poco o nada que reseñar. Se ha difuminado. Gracias al devenir del sistema aún
no ha caído en el ostracismo, supongo que no podrá mantenerse así mucho tiempo,
por ello, debe de pegar un golpe en la mesa.
Cartujanillo opina:
Para nada se trata de echarle gafe a la tarde, es más, espero que esa iniciativa de Twitter #lluviadetwits, sea toda una autentica demostración reivindicativa de la libertad que pedimos y de que si queremos que la historia de la Tauromaquia siga, hemos de ser aficionados militantes, como en Francia.
Sobre el ganado poco más hay que añadir, los hermanos Fraile, tienen un fondo importante de casta en sus vacadas, combinado con "reatas de relleno" por lo tanto siempre algún toro o alguna corrida les salva los muebles, a pesar de otros tantos petardos. Por trapío dudo que sea.
En cuánto a la terna, que vamos a decir ya de Manuel Jesús que no se haya dicho ya...Se le han escapado muchos trenes pero la afición guarda demasiado bien en su memoria cosas que empiezan a oler a injusticia al perdonarsele tanto. Castella en esta Feria pasada de San Isidro me sorprendió, ya que no trajo todo tan premeditado desde el hotel, y se adaptó resolviendo según las condiciones de los lidiados, eso juega a su favor porque en Madrid la gente ya estaba cansada de los cambiados y el arrimón (va también para aquel Perera que sin repertorio quiso matar los seis en Madrid). Pero sin embargo a este último lo he visto menos a lo largo de la temporada, o lo que es peor, recuerdo mucho menos.
Lo que no es normal de esto es que a los dos que vienen estorbando (Mora y Fandiño) les complazcan con ganado de poca garantía...No les interesa que triunfen y se pongan en dineros, y menos aun que rivalicen con el G-10.
Ahora después de ofrecerles estas corriditas, ellos contentos, la empresa también porque perderán credenciales para la afición que dirá que "Ya no se enfrentan a la casta, se han acomodado". Y el G10 y sus apoderados/empresarios/ganaderos-monopolizantes, esos tranquilos.
Un saludo.
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