Eugenio de Mora, que cuajó una gran tarde reivindicando su sitio en las ferias |
Este verano en Las Ventas se intercalan corridas y novilladas, por lo que en la tarde calurosa del domingo 10 se anunciaba una corrida de toros de Guardiola Fantoni, desiguales de presentación, que finalmente tuvo que ser remendada con dos reses del Conde de la Maza(1º y 2º), entre las que destacaron del encierro dos cinqueños: el primero de la tarde de nombre Airosito y el corrido en quinto lugar, Violoncito.
lo llevó sometido por abajo con firmeza en todo momento, -tal como exigía el astado- metió la cara con nobleza y trasmisión |
Ante un cuarto de entrada en los tendidos encabezaba cartel Eugenio de Mora, que cuajó una gran tarde reivindicando su sitio en las ferias. Airosito manseó ante el caballo, saliendo suelto, distraído ante los banderilleros; pero una vez ante la muleta del toledano, que lo llevó sometido por abajo con firmeza en todo momento, -tal como exigía el astado- metió la cara con nobleza y trasmisión, repitiendo en varias series. Logró cuajar el diestro una buena faena, administrando los tiempos y corriendo la mano en cada muletazo, dejándosela siempre puesta para obligarlo a repetir y entendiendo al toro, sus terrenos y querencias, además de bien adornada en los remates. Refrendó la labor con una gran estocada, de la que salió trastabillado fuertemente, pues le golpeó el pitón al ir por derecho a la suerte. Se pidieron las dos orejas con fuerza, reservándose la autoridad la suya con acierto, siendo premiada su labor tras sorprender con una oreja de ley.
con la disposición propia de un novillero se dispuso a estirarse en el recibo capotero |
En el cuarto no escatimó en arrestos con tal de desencerrojar la Puerta de Madrid, y con la disposición propia de un novillero se dispuso a estirarse en el recibo capotero, dejando buenos pasajes, entregado. El toro manseó en varas, emplazándose en los medios en banderillas y al llegar a la muleta se colaba por el izquierdo, centrándose el de Mora en el pitón derecho, en un trasteo que pese a ligar varias tandas junto a la puerta de arrastre, fue a menos. Media estocada y hubo que descabellar, petición algo exagerada no atendida por el palco. Vuelta al ruedo.
un gran Ángel Otero con los palos y también en la brega una tarde más |
Jairo Miguel firmó dos faenas que fueron a menos, pasándose de muletazos y sin recursos ni mando, su primer oponente no se entregó y lo mató de estocada baja, mientras que ante el quinto de la tarde su labor estuvo por debajo de un buen toro, que aunque no fue bravo en varas, mostró su alegría, pies y prontitud desde banderillas (ante un gran Ángel Otero con los palos y también en la brega una tarde más). Llegado el último tercio mostró un buen pitón derecho, codicioso y repetidor, cuyas embestidas hicieron recorrer al extremeño todos los terrenos del ruedo, pues ligaba las series sin ponerle mando, pasándose de faena, llegando a escuchar dos recados presidenciales. Pinchazo y estocada trasera.
el de Beas dejó detalles, pues inició con varios trincherazos |
Cerraba cartel el jienense José Carlos Venegas que se vio ante el tercero de la tarde, bajo de presentación y que cogió fuerte al tercero Vicente Cabanes al acudir al caballo que hacia puerta, para después salir suelto y no mostrar mucho celo en banderillas. En la muleta el de Beas dejó detalles, pues inició con varios trincherazos. El toro metía la cara con nobleza y dulzura pero sin recorrido ni trasmisión. Estocada contraria tras pinchazo. El sexto en cambio fue todo un señor pavo en presencia, con toda la barba, que entró en tres ocasiones al caballo, aunque marchándose suelto y sin demasiada fortaleza, lo cual le hizo defenderse y orientarse, venciéndose hacia el torero, quedándose debajo tras haber iniciado dispuesto a torear a derechas, cuajando una tanda. Final por manoletinas, de gran ajuste que precedieron a media estocada baja en la que sufrió una cornada grave de 15 cm en el abdomen, pues todo su peso quedó en vilo sobre el pitón. Una vez se recuperó de la cogida volvió a la cara para dejar un pinchazo hondo en buen sitio, necesitando descabellar, por lo que sonó un aviso. Entre palmas cogió camino a la enfermeria una vez cayó el Guardiola.
Rubén Sánchez.
Fotos Juan Pelegrín
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